La exposición “Bibliofilia mexicana” que será inaugurada el miércoles 28 de febrero en el Museo del Estanquillo, mostrará 500 libros originales, raros y poco accesibles con ilustraciones, dibujos y grabados de artistas como Julio Ruelas, Gerardo Murillo “Dr. Atl”, Carlos Mérida, Rufino Tamayo, Leopoldo Méndez, Marcos Kurtyckz, Felipe Ehrenberg Ximena Pérez Grobet y Flavio Montessoro, entre muchos más, para dar un bosquejo sobre la evolución del libro como vehículo de cultura y objeto de arte.
La muestra también recuerda a la primera imprenta de América -instalada en México, en 1539, en la actual calle de Moneda-, que hoy es el primer eslabón de la evolución del libro y a ese caudal de iconografía que hizo del libro un objeto cultural por excelencia y una herramienta principal de transmisión de conocimiento en Occidente que a lo largo del tiempo ya es objeto de valor artístico.
En entrevista con Excélsior, el bibliófilo Arturo Saucedo detalló que “este montaje habla sobre la acumulación de actos culturales y, en este caso, lo que hace Rafael Barajas “El Fisgón” con su curaduría es darnos una muestra representativa y una acumulación sobre esos actos culturales, mostrando en qué momento sucedieron, con qué artistas y en qué situaciones”.
Por su parte, Rafael Barajas “El Fisgón” detalló que “Bibliofilia mexicana” es el gran homenaje a Carlos Monsiváis -quien este año será recordado en mayo próximo por el 80 aniversario de su nacimiento-, pues justo esta selección le habría gustado reunir, por primera vez al autor de “Días de guardar” y “Aires de familia”, esta colección de joyas que nos muestran al libro como el principal objeto de transmisión de cultura.
La muestra se divide en temas como: la Conquista, el virreinato, Francisco Xavier Clavijero y el nacimiento de una nación, los antecedentes del libro: folletos, libelos y pasquines, José Joaquín Fernández de Lizardi “El pensador mexicano”, libros de viajeros, el romanticismo, el costumbrismo, el modernismo, México posrevolucionario, estridentismo, el Taller de Gráfica Popular y el libro objeto.
¿Por qué es necesario recuperar y exhibir estas joyas bibliográficas?, se le pregunta a ambos bibliófilos.
“Hay muchas lógicas en el presente y lo rico es que sean captadas en este recorrido museográfico que nos muestre a donde podemos llegar potencialmente a través de la interpretación de la cultura que hay en estos libros”, detalló Saucedo.
“Considero que somos lo que somos por todo esto que ocurrió y la verdad es que al final sí tienes que ir a las fuentes originales para ver lo que realmente estaba ocurriendo, es decir, tienes que acudir a esos ejemplares; por esa razón es tan difícil sustituir un libro del siglo XVI por una copia o un facsimilar del siglo XXI. Claro que lo puedes hacer, aunque nunca será lo mismo porque cuando reproducimos un libro siempre se perderá algo”, completó Barajas.
¿Cómo se inscribe esta exposición en un mundo que apuesta por la copia del electrónico? “Considero que siempre será mejor tener acceso a la copia electrónica a no tener acceso al material. En ese sentido, es una bendición la llegada de las nuevas plataformas. Sin embargo, creo que el libro es difícilmente reemplazable porque propicia una reflexión profunda sobre un tema y, al mismo tiempo, te permite cambiar de opinión”, explicó Barajas.
Por su parte, Saucedo Diría aseguró que, en su experiencia, “estamos en una época en la que las “fake news” y la información falsa dominan el terreno de los medios electrónicos. Hace poco preparaba una conferencia sobre la exposición surrealista de 1940 y, al revisar muchas conferencias electrónicas, me percaté que gran parte de la información difundida de forma virtual… es falsa. Así te das cuenta que la información virtual, aunque pasa de especialista en especialista, no puede sustituir al original. Así que el valor del libro es peculiar e insustituible”, completó Saucedo.
“Bibliofilia mexicana” también incluye retratos y libros de autores como Pedro Gualdi, Vicente Riva Palacio, Carlos Pellicer, José Emilio Pacheco, Antonio García Cubas y Carlos Fuentes, entre otros, e incluye piezas de bibliófilos como Arturo Saucedo, Yanni Pecanins, así como de la Galería Arvil, la Biblioteca de México. La colección Carlos Monsiváis y el propio Rafael Barajas.
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