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En el metaverso no cabrá pronto ni un alfiler | Marketing Directo

Cuando en agosto del año pasado Mark Zuckerberg anunciaba a bombo y platillo que el metaverso sería el pilar en el que reposaría el propio futuro de empresa y se colgaba del brazo de un nuevo nombre (Meta) para dar cuenta de este notable cambio de enfoque, al fundador de Facebook no le llovieron aplausos precisamente.

Las voces más críticas acusaron a Zuckerberg de escenificar una estudiadísima maniobra de distracción para correr un tupido velo sobre las aceradísimas críticas que arreciaban por aquel entonces sobre Facebook e Instagram. Y otros profetizaron que el metaverso sería un fracaso y que el nombre de Meta quedaría emponzoñado para siempre por el fiasco.

Sin embargo, un reciente estudio de Gartner concluye que los temores que el metaverso tiene enredados en torno al pescuezo son totalmente infundados porque a este concepto le aguarda en realidad un próspero futuro por delante.

Y es que, según Gartner, hay definitivamente mercado para el metaverso (y no precisamente es precisamente pequeño). La empresa de investigación de mercados pronostica que en 2026 alrededor del 25% de la gente invertirá al a menos una hora al día en el metaverso para trabajar, comprar, aprender, socializar o simplemente entretenerse.

«Actualmente se están desarrollando ya fórmulas para que las personas puedan replicar sus vidas en entornos digitales», explica Marty Resnick, vicepresidente de investigación de Gartner. «En el futuro todas estas fórmulas se agruparán en un único lugar», el metaverso”, añade.

Gartner define el metaverso (en cuya construcción no está involucrado exclusivamente Meta) como un espacio colectivo, virtual y compartido que nace de la convergencia de mundos digitales y analógicos y que ofrece al usuario experiencias inmersivas en toda clase de dispositivos.

El metaverso será un auténtico vergel desde el punto de vista comercial

En tanto en cuanto el metaverso es un concepto abierto a todas las empresas que quieran tomar parte en él las oportunidades comerciales echarán allí exuberantes brotes verdes. En torno al metaverso se desarrollará una floreciente economía virtual que estará apoyada en las criptomonedas y los NFT.

El metaverso podría además echar también sus tentáculos en el universo del trabajo. Con la inestimable ayuda de las oficinas virtuales de naturaleza inmersiva las empresas podrán agasajar a sus empleados con mejores niveles de engagement, colaboración y conexión (liberándolas además de los elevados costes solapados a las infraestructuras físicas).

Otro segmento que podría florecer también de manera extraordinariamente ubérrima gracias al metaverso es el de los eventos virtuales que ya se hicieron ubicuos durante la pandemia y que ganarán tracción gracias a oportunidades de «networking» más colaborativas e inmersivas.

«Las empresas tendrán la oportunidad de expandir y mejorar sus modelos de negocio de formas totalmente inusitadas mudándose de los canales digitales al metaverso», asegura Resnick. «En 2026 el 30% de las empresas de todo el mundo dispondrán ya de productos y servicios perfectamente aptos para el metaverso», anticipa.

Pese a sus pronósticos extraordinariamente optimistas en relación con el metaverso, Gartner advierte a las compañías de eventuales meteduras de pata. Las tecnologías enfocadas al metaverso están aún en pleno proceso de desarrollo y están, por ende, muy fragmentadas. En este sentido, las empresas harían bien en no concentrar todas sus inversiones en un único metaverso.

«Es aún demasiado pronto para saber qué inversiones resultarán rentables a largo plazo, pero los product managers deberían tomarse la molestia de aprender y explorar el metaverso desde ya para que las marcas para las que prestan sus servicios puedan posicionarse de manera competitiva en este mercado», señala.

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