Una sonrisa cautivadora decorada con un pequeño lunar, copete y un traje fue parte del look que convirtió a Enrique Guzmán en una de las figuras más destacadas en México, a finales de los años 50.
Enrique Alejandro Guzmán Vargas, el primer gran rebelde del rock and roll nacional, hizo posible que a través de los cóvers y al cantar los éxitos del género al español se volviera un boom a nivel latinoamericano. Hoy, en su cumpleaños 80, se le recuerda por el gran legado que dejó en la escena musical.
âGuzmán fue uno de los primeros galanes que hacÃan música en el paÃs, antes tenÃamos a AgustÃn Lara, entonces, llega un joven con mucho sex appeal que se encargó de ponerle rostro a la música que estaba irrumpiendo frente a los modales de la sociedad de aquellos años, y que este adolescente saliera y comandara grupos que encontraron en el cover fácil una forma de hacer muchÃsimo dineroâ, explica Alejandro González, autor de 200 discos chingones del rocanrol mexicano.
De acuerdo con el especialista, el cantante, junto a Los Teen Tops, creó una escuela vocal que iba a ser definitiva para comprender la historia de todo el rock iberoamericano. Por ejemplo, detalla, Miguel RÃos se inspiró de Enrique Guzmán al iniciar su carrera musical.
âJunto con César Costa, encarnaron lo que significaba ser el rebelde sin causa, una especie de âJames Dean aztecaâ o âElvis Presley chilangoâ y esa proyección llegó hasta Europa. Hay que revisar la historia y enterarse que Enrique Guzmán estuvo primero ahÃâ, relata González.
Una institución del rock nacional
En los años 50, Estados Unidos vivÃa el furor del rock and roll; Elvis Presley ya era reconocido como la gran figura del género; mientras tanto, México tenÃa una transformación debido al periodo post-revolucionario, en el cual comenzó a construirse un discurso nacionalista. Bajo ese marco, entre la canción ranchera y la figura del charro, el paÃs recibió a finales de los años 50 la ola transgresora y sexual del rock and roll.
En los años 60 apareció una nueva generación conocida como âla época dorada del rock mexicanoâ, en la que figuraron Los Hooligangs, Angélica MarÃa, César Costa y, por supuesto, Los Teen Tops, liderados por Enrique Guzmán.
La mayorÃa de estas agrupaciones rescataron algunas de las canciones más famosas del género, para hacer cóvers y âmexicanizarâ el repertorio. Eran âcopiasâ de éxitos estadounidenses como âLa Plagaâ, la cual era una adaptación al español de âGood Golly, Miss Mollyâ, de Little Richard, o âEl rock de la cárcelâ, adaptación de âJailhouse Rockâ, de Elvis Presley.
Alejandro González acota que âLa Plagaâ tiene cierto aire disidente: es una analogÃa de una marabunta de adolescentes que lo único que querÃa era bailar, “nos vamos a infestar, se acabaron los buenos modales”, mucha gente entendió que podÃa haber una música que no era la que le gustaba a sus papás, y eso es súper importante, reflexiona el escritor.
Ambos especialistas consideran que el legado del cantante venezolano fue crear el primer rock en español, pues sus éxitos detonaron en todo el mundo de habla hispana, sobre todo, en Argentina, Perú, incluso, España.
El camino en solitario
El vocalista de Los Teen Tops siguió su carrera musical para volverse solista y hacer baladas.
âLo interesante es que se le siguió llamando rockanrolero, aunque en términos estrictos no es rock and roll. Por ejemplo, su primer éxito âTu cabeza en mi hombroâ es una adaptación de una balada americana, sin embargo, eso ya no era tan transgresorâ, refiere el docente Juan Carlos Cortés.
Posteriormente, Guzmán desarrolló una carrera en el cine y la televisión, en la cual se descubrió su talento como actor.
âHizo de todo en la televisión mexicana y lo hizo bastante bien, engendró a Alejandra Guzmán, quien sostuvo esta dinámica del rock and roll edulcorado, ârock Televisaâ, el rock de fresas con crema y me parece muy obvio, un paso súper congruente y sin él no se entenderÃa la historia del rock nacionalâ, aclara el crÃtico González.
El rock and roll representó más que un género, todo un movimiento social, polÃtico, incluso, en la moda. Enrique Guzmán fue testigo y protagonista de todos estos cambios, su trascendencia es más grande de lo que en su momento se pensó que serÃa.
Su paso por el cine
âEl cine y la naciente televisión no fueron muy receptivos, tuvieron que pasar varios años, casi la década de los 60, hasta los 80, para que se empezaran a ver toda una nueva generación de personalidades que promovieron el género: Enrique Guzmán, Alberto Vázquez, Johnny Laboriel, Angélica MarÃa y Julissa. Pero sà fue muy difÃcil el proceso de acomodo para poder ser aceptado socialmenteâ, detalla José Antonio.
Valdés explica que la gran época de Enrique Guzmán fue una década, entre el 62 y el 72, en la cual tiene sus participaciones más importantes como una de las figuras clave de este movimiento de la música juvenil.
Además de la necesidad de la industria del cine mexicano de explotar la cara del rock and roll.
âLas pelÃculas que hicieron estos personajes son muy blancas, fresas, sà hay un sentido de rebelión, pero que les pesa la opinión de los papás. Todas son pelÃculas divertidas, en muchos sentidos, intrascendentes, porque estaban muy apegadas a esta explotación que hacÃa la industria del cine mexicano de las figuras populares de la música, pero que después dejan un bonito recuerdo, una bonita imagenâ, puntualiza el crÃtico de cine.
Para Valdés, este periodo de arte cinematográfico resaltó el modelo a seguir para la juventud mexicana, que se presentaba desde lo más comercial y más convencional.
âTampoco es una casualidad que todo este cine se produzca entre el sexenio de Gustavo DÃaz Ordaz, pues ya sabemos las consecuencias terribles que va a tener en la rebelión juvenilâ, relata.
Lo cierto fue que la realidad era muy distinta para la juventud mexicana de ese momento, y desde su perspectiva crÃtica y analÃtica, âestas pelÃculas envejecieron muchoâ, pues la mayorÃa de los directores, como Chano Urrueta, formó parte de la generación del cine mudo.
âLos directores del cine mexicano cerraron las puertas del sindicato desde que terminó la Ãpoca de Oro, ya no dejan que entre nueva sangre; a lo mejor si estas pelÃculas las hubiera dirigido Jaime Humberto Hermosillo, o Luis Alcoriza, o alguien con un talento mucho más fresco, hubiesen pasado la prueba del tiempo y del espacioâ, comenta.
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