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Fiscales viajarán a Brasil para entrevistar a Barata

En una entrevista con la periodista Milagros Leiva, Carla García, reveló que su padre, el expresidente Alan García, le confesó “varias veces” que tenía pensado acabar con su vida.

“¿Tú quieres saber si yo sabía que mi papá se iba a matar? Sí. Claro que sí. Específicamente, conmigo lo había conversado varias veces”, afirmó la hija mayor del fallecido exmandatario.

Momentos después, Carla García sostuvo que por un acto de amor decidió aceptar los deseos suicidas de su padre. “Soy un buen soldado. Me di cuenta que era su decisión y que lo tenía muy bien pensado. El máximo amor no está en salvar a una persona de hacer lo que quiere hacer, está en aceptar sus deseos”, manifestó.

Además, indicó que consideraba a su padre como un “líder”: “Él era mi líder. Prefiero dar rabia que pena, normalmente. Mi papá no era solo mi papá, era mi líder. He tenido el lujo de convivir 45 años a lado de la persona más brillante y más buena de toda la reciente historia del Perú”.

Las revelaciones de la hija de García coinciden con lo expresado por algunos allegados al entorno político del expresidente luego de que este tomara la trágica decisión de suicidarse cuando un equipo de fiscales llegó a su domicilio con una orden de detención y allanamiento.

Por esos días, el expresidente del Tribunal Constitucional y hoy congresista, Carlos Mesía, escribió en Twitter: “El presidente no iba a permitir que sin pruebas, fuese expuesto a la humillación pública de verse enmarrocado. Por eso dije hace un tiempo: ‘al presidente García nadie lo enmarroca’. No es cobardía, es honor. Lo sabía de fuentes cercanas que eso sucedería llegado el caso”.

Y no fue el único. El militante aprista y cercano a García, Omar Quesada, señaló: “su nos ha generado un shock, a pesar de que sabíamos que era una decisión que él podía tomar”.

ELIGIERON DEJARLO MORIR

Para el analista político Miguel Jugo, resulta altamente cuestionable que tanto los familiares como los amigos cercanos de García hayan permitido que este concrete su deseo de autoeliminarse. “Si García dijo eso a su hija, ¿cómo pudo aceptar de modo tan natural que una persona sana y buena decida suicidarse? Obviamente el señor García necesitaba ayuda psiquiátrica, y ha debido ser una preocupación de su familia ayudarlo. Claramente tenía un problema de salud mental, porque él tuvo la posibilidad de recibir ayuda médica y luego afrontar los eventos que le correspondían. No entiendo bajo ningún punto de vista que se pueda aceptar ese suicidio”, cuestionó.

Además, consideró que la idea de un supuesto “sacrificio” resulta incoherente con los hechos, puesto que García tenía la posibilidad de seguir planteando su presunta inocencia, así como su pertenencia o no al grupo de funcionarios públicos vinculados a Odebrecht con fines ilícitos. “Lo único que hemos podido comprobar tras su deceso es que se le ha dejado de investigar. De algún modo esta es una fuga que no lo beneficia ni a él, ni a su memoria ni a su partido, porque lo que nos queda es que García se suicidó para no enfrentar a la justicia”, apuntó.

Jugo manifestó que “lo único que están demostrando (los allegados a García) es que no se avienen a la justicia. Inclusive el abogado de Nava los acusa de formar una red criminal para ocultar pruebas. Pero lo que más me preocupa es este criterio de que la justicia soy yo. ¿Porqué no se podía someter a la justicia? ¿por ser García? Ese es un pésimo mensaje para la población, porque bajo esa lógica cualquier persona con un poco de orgullo podría ir por el camino ultimando a quien lo acusa”, advirtió.

MESIANISMO DEMENCIAL

Por su parte, el abogado del Instituto de Defensa Legal, Juan José Quispe, señaló que Carla García, al no evitar el suicidio de su padre, “prácticamente se convirtió en cómplice de la muerte, ya que no comunicó a especialistas ni a la familia para salvarlo”.

“Estamos hablando de la muerte de una persona, no de una decisión válida que un padre de familia toma y la comunica a sus hijos. Y lo que no dice Carla García es cuál era el motivo por el que su padre se quería suicidar. Estos motivos eran elocuentes ya que García se sentía acorralado por la acción fiscal y por las confesiones de sus principales funcionarios como Atala y Nava, además de las confesiones de Barata que tras el acuerdo de colaboración eficaz recuperó la memoria respecto a García”, señaló.

Para Quispe, resulta evidente que entre Barata, Odebrecht y García no solo se realizaron negocios al margen de la ley, sino que también existió cierto grado de amistad.

Por otro lado, el jurista comparó la veneración expresada por el entorno del expresidente García, con la que los elementos terroristas pueden sentir por su líder. “Este mesianismo hacia Alan García se podría comparar con la forma cómo los miembros de Sendero Luminoso idolatraban al ‘Presidente Gonzalo’, al punto de que eran capaces de dar su vida por él”, comentó.

SE DEBE LLEGAR A LA VERDAD

El jurista también indicó que aunque Alan García ya no puede ser investigado, “el Perú tiene derecho a saber la verdad”. En ese sentido explicó que si bien es cierto la acción penal se extinguió tras el suicidio del exmandatario, a partir de la investigación que la Fiscalía ha iniciado a Roxanne Cheesman se podrá determinar los mecanismos usados para el presunto blanqueo de dinero ilícito.

“Lo que buscan los partidarios de García y sus abogados es cerrar el caso y que no se investigue nada. Pero la fiscalía no persigue a García, pues quienes están hablando son los colaboradores, y ellos dicen que García tenía la voluntad no solo de eliminarse sino también de matar a al fiscal José Domingo Pérez. La propia hija está corroborando la vocación suicida de García, y no sabemos si su padre también le dijo que quería matar al fiscal Pérez”, cuestionó.

Al respecto, Quispe consideró que debería hacerse nuevamente el requerimiento para incautar los celulares y otros dispositivos del expresidente, a fin de conocer cuál era la relación de llamadas y conversaciones sostenidas.

En esa línea, recordó la imagen de García bajando por la escalera de su domicilio con un arma en la mano cuando los fiscales lo fueron a buscar. “Yo podría presumir razonablemente a partir de las declaraciones del colaborador y de la hija, que García sí tenía la intención de eliminar a Pérez y luego pegarse un tiro”, expresó.

“Creo que muchos peruanos podrán deducir razonablemente que sí había esa voluntad de eliminar al fiscal Pérez. Por ello, considero que es momento de que se vuelva a requerir la incautación de los celulares y otros dispositivos para poder investigar al respecto. Y si hay otros personajes que han contribuido a ocultar información, la Fiscalía deberá determinar si se configuran otros delitos y van a tener que hilar fino para atribuir algún tipo de responsabilidad.”, concluyó.

JOSÉ ALFREDO MADUEÑO

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