Ciudades del futuro

Fuerte Alexander, construido sobre una isla artificial de más de 5000 pilotes de madera

Hace tiempo hablamos en otro artículo sobre el fuerte Boyard, la fortaleza marítima construida por Napoleón (la obras comenzaron en 1801 pero no finalizaron hasta 1857) cerca de la costa de La Rochelle. Curiosamente los rusos copiaron el modelo para construir, a partir de 1838, un fuerte similar frente a San Petersburgo, cuyas obras finalizaron 12 años antes que el francés. Se trata del fuerte Alexander.

Está situado en el Golfo de Finlandia, junto a la base naval de Kronstadt y frente a la costa de la ciudad de San Petersburgo, en aguas de gran importancia estratégica para Rusia.

El proyecto para levantar una fortaleza sobre una isla artificial fue redactado por Louis Barthelemy Carbonnier d’Arsit de Gragnac ya en 1827 y, a su muerte, revisado por el ingeniero franco-ruso Jean Antoine Maurice, que comenzó las obras en 1838 bajo la supervisión de Mikhail von der Veide.

Lo primero que hicieron fue clavar 5.535 pilotes de madera de 12 metros de longitud en el lecho marino. Luego los cubrieron con una primera capa de arena, una segunda capa de bloques de hormigón, y una tercera de losas de granito, formando con ello los cimientos y la isla artificial sobre la que se asentaría el fuerte.

Sobre ella se erigió una estructura ovalada, cuyo diseño se copió, como decíamos antes, del francés fuerte Boyard: un edificio de tres pisos, de 90 metros de longitud por 60 de ancho con un patio en el centro, que ocupan algo más de 5.000 metros cuadrados. En esta ocasión los ladrillos con que se levantaron los muros se revistieron igualmente con granito.

La capacidad de la estructura se estima en una guarnición de unos 1.000 hombres. Tiene aberturas para 103 cañones, más espacio adicional en el techo para otros 34.

La fortaleza se inauguró el 27 de julio de 1845 como Fuerte Alexander, en honor del emperador Alejandro I. Sin embargo, nunca llegó a participar en ninguna acción militar. Principalmente porque los rusos minaron todo el área del golfo en torno al fuerte y la base naval de Kronstadt, lo cual disuadía los intentos de las armadas inglesa y francesa de acceder a sus aguas.

En vista de su poca utilidad se convirtió en almacén de munición a finales del siglo XIX, y en 1896 se le dio de baja en el registro militar ruso. Su situación de aislamiento lo convirtió en el lugar perfecto para establecer un laboratorio bacteriológico en enero de 1897. Allí se estudiaba e investigaba la enfermedad de la peste y se desarrollaba y preparaba la vacuna.

En los años siguientes, los laboratorios de contención del fuerte Alexander desarrollaron también sueros contra el cólera, tétanos, tifus, la escarlatina y otras enfermedades.

Tras la Revolución Rusa, en 1917 el fuerte cesó sus operaciones y los investigadores fueron trasladados a otros laboratorios en tierra firme. El edificio volvió a ser propiedad de la Armada rusa, para ser definitivamente abandonado en 1983. Hoy en día es una atracción turística, que recibe excursiones de curiosos en barco desde San Petersburgo.

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