Arte & entretenimiento

Hasta que te conocí 2018/12/17 | Excélsior

17 de Diciembre de 2018

Por sus frutos los conoceréis, dice el evangelio. En el caso de los hombres, se entiende que por sus hechos han de ser considerados. A propósito de los integrantes de la nueva administración, de cuya mayoría poco conocemos, tendremos que asumir que en lugar de hechos, para juzgarlos hemos de atenernos a sus dichos.

Doña Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública, hizo el viernes ante senadores un elogio a la política del gobierno de reducir los salarios de los servidores públicos y, en general, de la política de austeridad en el manejo de la res publica. Dicho sea de paso, la política de reducción del gasto está produciendo un número considerable, aunque no se ha establecido, de recortes, ceses y despidos que van a tener una repercusión en la economía nacional y a fin de cuentas en el entusiasmo desbocado y el aplauso irrestricto a la administración de Andrés Manuel López Obrador.

Pero la secretaria fue más allá y sugirió que la iniciativa privada siguiera el ejemplo del gobierno y redujera los salarios que paga a quienes le prestan sus servicios.

Yo la vi y la escuché en la televisión cuando dijo que los funcionarios, los senadores, los jueces y los magistrados no tenían por qué brincar a los salarios del merca-
do. “Más bien, los salarios del mercado, los honorarios y los ingresos del mercado tendrían que ajustarse a una nueva moralidad y a una nueva ética pública de salarios justos”.

No hay nada que agregar. Por sus dichos, los conoceréis.
 

PILÓN.- Finalmente pude ver, la semana pasada, la celebrada, premiada y comentada película Roma, del director Alfonso Cuarón. A mi juicio, en el pecado llevó la penitencia. Convertida en fenómeno mediático por las trabas
a su proyección en salas convencionales de cine, impuesta por Netflix, la exitosa plataforma de divulgación de contenidos vía streaming, la cinta postulada por México como candidata al Oscar como mejor película extranjera generó entre los consumidores de cine mexicanos, incluyéndome, enormes expectativas de calidad. Precedida de la Palma de Oro del Festival de Venecia, nos hacía esperar una cinta autobiográfica del corte y calidad de Amarcord, de Federico Fellini. No resultó así.

Ciertamente, es una gran película. Tiene una manufactura de excelencia y una envidiable cinematografía. La actuación de su protagonista es de primer orden y la fotografía, con su abundancia de plano-secuencias, es soberbia. Pero a pesar de haber sido elogiada por su libreto, eso es precisamente su principal defecto. Al final de la proyección me quedo con la impresión de haber repasado con el autor un álbum de fotografías de familia en blanco y negro. Precisas, nítidas, tiernas, pero, nada más. Le falta esa columna vertebral del drama que es la historia.

La serie televisiva del cantante Luis Miguel, que tuvo tremendo éxito en el gran público, no podrá repetirlo en una segunda temporada, porque mató en la primera al villano, elemento esencial en la dramaturgia.

En Roma, prácticamente todos son buenos; los niños son traviesos y rijosos entre sí, como todos los niños, la madre es abnegada y noble, como todas las madres, la sirvienta es dócil, servicial y tierna, como todas las sirvientas. Los únicos malvados son el marido, de fugaz aparición y oportuna huída, y el novio de la heroína; por eso, el momento en que se entera de la preñez de su novia y huye, los encuentros con ella en el campo de entrenamiento de los halcones del Jueves de Corpus y su descubrimiento en el papel de matarife ese preciso día, son los únicos momentos de tensión en la cinta. Y drama es tensión. Algo aporta la secuencia del rescate de los niños, por parte de la sirvienta que viene de un aborto, pero el final de la película es como el inicio: no pasa nada y la protagonista regresa a su cuarto de azotea y a su vida gris.

En aras del orgullo patrio, deseo que Roma gane alguno de los premios de la Academia gringa, que están más manipulados que la Constitución Mexicana. Pero no es la gran cinta que yo me esperaba, aunque no soy crítico de cine.

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https://www.excelsior.com.mx/opinion/felix-cortes-camarillo/hasta-que-te-conoci/1285365

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