INAH revela relieves olmecas con figuras contorsionistas en Tabasco

Provenientes de la región del Medio Usumacinta, en Tabasco, arqueólogos mexicanos recuperaron relieves olmecas con figuras ‘contorsionistas’.

Sucedió en la frontera de México con Guatemala. En el área limítrofe del estado de Tabasco, al sur de la República Mexicana, un equipo de arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) recuperó relieves olmecas de roca caliza. De acuerdo con la datación realizada en el sitio, es posible que tengan al menos 1,500 años de antigüedad.

Los investigadores encontraron estas piezas en una casa del municipio de Tenosique, reporta Secretaría de Cultura del Gobierno de México. Lo más probable, sugieren los investigadores, es que las figuras representadas en las piezas sean antiguos gobernantes olmecas. Esto es lo que sabemos.

Aludiendo al rugido del jaguar

La civilización olmecas se conoce como la ‘civilización madre’ en México. Como la primera cultura prehispánica en desarrollarse en el país, heredó varios de sus motivos y deidades a otros pueblos posteriores. Uno de ellos es el jaguar, el felino icónico del sureste mexicano.

«En México, el primer icono felino aparece entre los olmecas en esculturas monumentales de piedra y en delicadas piezas de jade«, documenta Arqueología Mexicana. Por ello, no es extraño que en los relieves encontrados en Tabasco aludan también al rugido del jaguar, según lo describieron en un comunicado:

«[…] en la parte superior y rodeada por fauces celestes, destaca una diadema formada por cuatro mazorcas, y al centro, un espejo con la llamada “cruz olmeca” […]; en los costados se observan huellas de pisadas; al frente, los brazos cruzados y, en la parte media de la escena, el rostro del que sobresale la “boca gruñona”, que alude al rugir del jaguar».

Los relieves se realizaron en la fase tardía de la civilización olmecas, aseguran los arqueólogos. Con diámetro aproximado de 1.40 metros, representan los rituales sagrados de contorsionismo que los gobernantes practicaban en la antigüedad. Esta representación pudo haber evolucionado a las figuras mayas del ‘ajaw’, que se traduce literalmente como «aquel que grita«.