AMLOMETRO

La apuesta de AMLO

¿Cuál es el hecho más notable acerca de los Estados Unidos: que los millonarios son idealistas o que los idealistas pueden convertirse en millonarios?
Ludwig Boltzmann

Ahora América es, para el mundo, nada más que los Estados Unidos. Nosotros habitamos, a lo sumo, una sub América; una América de segunda clase, de nebulosa identificación. Es América Latina, la región de las venas abiertas.Eduardo Galeano

Enrique Quintana compartió en su columna de este lunes en El Financiero que Andrés Manuel López Obrador apuesta a la reactivación de Estados Unidos, y al TMEC en particular, para que nuestra economía salga de la crisis que atraviesa. Todo ello, además, sin que México tenga que imponer medidas fiscales o contraer deuda, y aprovechando una situación en la que Donald Trump trae pleito con China, lo que beneficiará a nuestro país.

El periodista señala, no obstante —y creo con justa razón—, que la desconfianza creada por nuestro presidente entre los inversionistas (particularmente los norteamericanos) le puede dar al traste a este plan. Y es que la 4T ya ha tomado decisiones que dinamitan su propia estrategia. Ejemplos de ello han sido cancelar la puesta de marcha de una cervecera de Constellation Brands en Mexicali o, más recientemente, la modificación de los criterios de inversión en el sector eléctrico.

Si la apuesta de Andrés Manuel es la señalada por Enrique Quintana, haría que su ensayo sobre la economía moral presentado el sábado pasado tenga como elemento rescatable el que AMLO esté convencido de que México tiene una forma de salvarse sin tener que haber invertido en ello.

La apuesta es interesante: que otros paguen por la debacle económica, mientras que México se beneficia de los acuerdos alcanzados y la dependencia de nuestras economías, saltándose tener que imponer medidas poco populares entre la población mexicana. Al paralelo, el presidente AMLO podrá seguir recitando sus nuevas mediciones económicas (más allá de si estas son serias o no), con miras más morales y menos objetivas hacía su público interno.

En eso se basa, también, para negarse a ofrecer a nuestro empresariado endeudamientos, prórrogas, estímulos fiscales o cualquier posible incentivo que pusiera en jaque su apuesta.

En resumidas cuentas, López Obrador intenta no invertir su capital político y aun así salir adelante en lo económico.

Sin embargo, el primero que podría minar las posibilidades de triunfo de Andrés Manuel es él mismo. Como lo comenté en mi artículo publicado el día de hoy en El Heraldo de México, para apostar, AMLO debe ofrecer confianza a los inversionistas y no poner en riesgo el TMEC y los mercados asociados a este instrumento. Los estadounidenses exigen reglas claras que no puede ser cambiadas o trastocadas por decreto o por consulta popular. La “moral” de nuestros vecinos del norte se mide en dólares, ganancias y confianza en reglas que no sean alteradas por el capricho de la autoridad.

En estos momentos, la apuesta de López Obrador se encuentra en un punto álgido, pues ya van varias veces que “estira la liga” y está a punto de reventarla. Bastará sumar una o dos más de esas decisiones que afecten las inversiones para que Estados Unidos ponga en duda la certeza de continuar con México como socio. En los hechos, si el jefe de ejecutivo sigue permitiendo y alentando rompimiento de los contratos, cambios abruptos en los acuerdos, se quedará sin esa relación y todo el país tendrá un costo aún más elevado para salir adelante.

Ahora bien, suponiendo que López Obrador tiene razón es su apuesta y la relación con los Estados Unidos y el TMEC sea la catapulta para salir adelante, ¿quién operará esta relación desde el punto de vista empresarial? ¿Marcelo Ebrard? El ya tiene muchos temas bajo su égida. ¿Jesús Seade? Ya hemos visto que no le molesta a Andrés Manuel darle fuerza a los subsecretarios (¿verdad López-Gatell?), pero dado que Seade pasa más tiempo en Asia que en México ello sería complicado. ¿Alfonso Romo? Los empresarios americanos no volverán a creer en él. ¿Un nuevo coordinador de asesores en Presidencia? ¿Quién de la 4T podría llevar tan delicada relación comercial?

A la chita callando la embajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcena, se ha ganado la confianza de no pocos inversionistas de ese país. Por su conocimiento de lo que pasa en Washington podría ser la secretaria de Economía que se necesite para la era poscovid, que será la de la instrumentación del tratado comercial.

Finalmente, suponiendo que la apuesta resulte, que el TMEC y el empuje de la economía estadounidense lleven a México a mejores horizontes, a partir de un determinado momento, más allá de las acciones de nuestros socios comerciales, nuestro gobierno tendrá que mantener la apuesta. Ello significa respetar el Estado de derecho, no proponer ideas descabelladas como la de revisar los patrimonios de forma burda a través del INEGI y un mínimo indispensable de certeza para no espantar a los empresarios, sean extranjeros o nacionales.

Hasta aquí, con mucha paciencia, sin exabruptos populistas en lo económico (lo discursivo pasa a ser irrelevante), podría resultar la apuesta.

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