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La Trampa del PIB: Por Qué la Medición de la Deuda No es Igual para México y Estados Unidos

Francisco C. De La Torre

Tiempo de lectura 3 minutos 35 segundos

En la economía global, la relación deuda-PIB se ha convertido en un estándar para medir la salud fiscal de los países. Sin embargo, aplicar esta métrica de manera uniforme a economías tan distintas como la de México y Estados Unidos puede ser engañoso y, en algunos casos, perjudicial.

Una Métrica No Tan Universal

El Producto Interno Bruto (PIB) es una medida del valor total de los bienes y servicios producidos por una economía en un año. La relación deuda-PIB, por su parte, indica qué tan grande es la deuda pública en comparación con el tamaño de la economía. Mientras que este ratio puede proporcionar una visión rápida de la carga de deuda de un país, no cuenta toda la historia.

Para Estados Unidos, una relación deuda-PIB alta puede ser más manejable debido a varios factores estructurales y económicos. Estados Unidos tiene una economía diversificada y robusta, una moneda de reserva mundial y un mercado financiero profundo y líquido. Estos factores le permiten financiar su deuda a tasas de interés relativamente bajas y extender el vencimiento de esa deuda a largo plazo. Además, el dólar estadounidense es la moneda de reserva global, lo que significa que otros países tienen una demanda constante de dólares, permitiendo a EE. UU. emitir deuda en su propia moneda sin aumentar significativamente los costos de endeudamiento.

México: Un Contexto Diferente

México, en cambio, enfrenta una serie de desafíos estructurales que hacen que la relación deuda-PIB sea una métrica menos útil y más engañosa. La economía mexicana es más vulnerable a los choques externos, como las fluctuaciones en los precios del petróleo y las crisis económicas globales. Además, México no tiene el beneficio de emitir deuda en una moneda de reserva mundial, lo que puede resultar en costos de endeudamiento más altos y un mayor riesgo cambiario.

La estructura de la economía mexicana también difiere significativamente de la estadounidense. México depende en gran medida de las exportaciones y las remesas, lo que lo hace más susceptible a las condiciones económicas de sus socios comerciales, principalmente Estados Unidos. En tiempos de crisis, la capacidad de México para generar ingresos fiscales se ve comprometida, lo que dificulta el servicio de su deuda sin recurrir a medidas de austeridad que pueden agravar la recesión.

La Realidad de las Finanzas Públicas

Además, la medición de la deuda como porcentaje del PIB no tiene en cuenta la calidad del gasto público. En Estados Unidos, gran parte de la deuda se invierte en infraestructura, tecnología y defensa, sectores que tienen el potencial de generar crecimiento económico a largo plazo. En contraste, México ha incrementado significativamente su gasto en programas sociales durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Si bien estos programas son esenciales para mejorar el bienestar de la población, no siempre resultan en un crecimiento económico inmediato y sostenible.

La sostenibilidad de la deuda también depende de la capacidad del gobierno para generar ingresos. Estados Unidos tiene una capacidad recaudatoria mucho mayor debido a su economía más grande y sofisticada. México, con una base impositiva más pequeña y una economía informal significativa, enfrenta desafíos adicionales para incrementar sus ingresos fiscales sin afectar negativamente la actividad económica.

Reconsiderando los Parámetros

Por todas estas razones, es fundamental reconsiderar el uso de la relación deuda-PIB como una medida uniforme de la salud fiscal. Los analistas y responsables de políticas deben tener en cuenta las particularidades económicas, estructurales y contextuales de cada país. En lugar de depender exclusivamente de esta métrica, es esencial analizar una combinación de indicadores, incluyendo la estructura de la deuda, la capacidad de recaudación fiscal, la estabilidad política y económica, y la calidad del gasto público.

En última instancia, aplicar ciegamente la relación deuda-PIB de la misma manera a países tan distintos como México y Estados Unidos puede llevar a interpretaciones erróneas y decisiones de políticas inadecuadas. México corre el riesgo de caer en una crisis financiera debido a su creciente deuda y la dependencia en el gasto social que no necesariamente promueve el crecimiento económico. Por otro lado, Estados Unidos, con su capacidad de invertir en infraestructura y otras áreas productivas, no enfrenta el mismo nivel de riesgo.

Conclusión

La relación deuda-PIB, aunque útil, no debe ser la única herramienta para evaluar la salud fiscal de un país. México y Estados Unidos presentan contextos económicos muy diferentes que deben ser considerados para obtener una visión más precisa y realista de sus finanzas públicas. Mientras México podría enfrentar una crisis financiera debido a su estructura económica y decisiones de gasto, Estados Unidos tiene la capacidad de manejar una alta relación deuda-PIB sin las mismas repercusiones negativas. Es hora de que los economistas y los responsables de políticas adopten un enfoque más matizado y contextualizado para evaluar la sostenibilidad de la deuda y la salud fiscal de las naciones.

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