Invertir en tecnología, aumentar la seguridad en el transporte y mejorar la capacidad de almacenamiento en los pilares que fallan en la estrategia actual de combate al huachicol.
11 de enero de 2019 10:10 a.m.
Édgar Sígler
@edgarsigler
La nueva política de combate contra el robo de combustible se ha mantenido en el interior de Pemex, que ahora juega en contra de la estrategia impulsada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
La administración ha apostado por la intervención en las tareas diarias en los complejos refinadores de Pemex, y el cierre de alguno de sus ductos, con el fin de frenar los continuos robos a su infraestructura.
Pero el plan ha mostrado sus limitaciones muy pronto, sin embargo, no hay combustible para varias estaciones de servicio en el oeste y el centro del país, incluyendo la Ciudad de México.
El cierre y la reparación de los ductos de Pemex sólo incluyen un breve respiro frente al robo de combustibles. La petrolera que dirige Octavio Romero es una fuente de otras acciones para detener el hurto de gasolinas, coinciden expertos del sector.a Dados Thomas E. Heather, asociado mayor de González Calvillo.
La primera solución para atacar este problema pasa por tener más inversión privada en la construcción de terminales de almacenamiento y ductos, agrega. “Por ahora hay algunos proyectos en la construcción para el almacenamiento, pero han sido insuficientes, al igual que los proyectos de ductos nuevos”.
La Comisión Reguladora de Energía (CRE) ha recibido permisos para incrementar en 100% la capacidad de almacenamiento existente en el país, que ahora ronda los 11 millones de barriles. Los nuevos permisos sumaron 28 millones, según cifras de la Secretaría de Energía (Sener) de noviembre de 2018.
La Comisión Federal de Electricidad (CFE, por sus siglas en inglés) tiene un equivalente a 10.7 millones de barriles que se pueden almacenar en tanques, que se utiliza para combustible y otros combustibles, y que ahora se puede usar para guardar gasolinas.
Pemex no es la solución
La segunda opción del gobierno para este combate es el incremento de la inversión en la tecnología para la detección y la lucha contra el hurto en los ductos, considera Marco Cota, director de la consultora Talanza Energy. “Esto requiere y considera recursos financieros considerables. Necesitamos a las autoridades policiales y militares de recursos para detectar y detener a los criminales ”.
PEMEX lleva años desplegando un sistema de detección de cambios de presión en su infraestructura de ductos, llamado SCADA. Este es el momento de visualizar los datos. Pero la compañía puede detectar que están robando, pero no detener a los ladrones, porque para ello se necesita que las políticas realicen la aprehensión.
La tercera solución pasa por permitir que exista más competencia en el transporte por ferrocarril y por pipas por parte de compañías privadas.
La reforma energética abrió la posibilidad de que la inversión privada pudiera ser combustible importado, sin usar las vías de Pemex.
Sin embargo, la petrolera nacional, y su sindicato, impidieron por años que firmas privadas tienen este servicio de transporte privado para llevar a cabo un cabo gasolinas. La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) llegó a la ley de la Nación (SCJN) y dio la razón, al afirmar que antes de la reforma, que tenían el monopolio del transporte y la distribución.
Ahora, con la terminal de Estados Unidos, sin embargo, no hay necesidad de depender de Pemex, sino también como ExxonMobil con la terminal que tiene en Querétaro. Además, ya existen firmas que componen el calendario de su cuenta, y para el año pasado, el 26% de las importaciones de este combustible ya proveniente de los privados.
Fuente: Expansión
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