Tecnología e innovación

Los inventos paralelos y simultáneos – Technology & Entrepreneurship

Hay un tema que me fascina. Bueno, puntualizo; son multitud las cuestiones que me asombran. Pero hay una que me intriga especialmente. Se trata de esos inventos que, a lo largo de la historia, han surgido en distintos sitios al mismo tiempo, inventados por personas distintas, que no se conocían y no sabían unas de las otras, frecuentemente situadas en polos opuestos del mundo. Ello ha ocurrido desde los albores de los tiempos, cuando aparecieron las primeras herramientas y los primeros utensilios en las civilizaciones antiguas. ¿No os parece curioso? Es como si una especie de intuición universal sugiriese a las mentes humanas las opciones adecuadas en cada momento. Esas mentes -sin estar conectadas entre ellas- crean soluciones idénticas en el mismo momento, a pesar de haber tenido contextos personales y culturales distintos. Os pongo varios ejemplos.

Esa es la realidad; una tecnología totalmente nueva suele nacer en varios sitios a la vez. La invención paralela es la norma. Son pues inventos independientes, equivalentes y simultáneos. Incluso Einstein usó trabajos previos que le permitieron acercarse a sus propuestas. La idea más brillante pasa por la mente de muchos a la vez. Estudios científicos muestran que esas invenciones simultaneas son cada vez más frecuentes. La sincronicidad es algo cada vez más usual.

Parece algo extraño, ¿no? Si algo es radicalmente nuevo, ¿cómo es que surge en distintos lugares al mismo tiempo? La explicación es que hay un momento durante el cual se hace evidente, por las limitaciones de lo anterior, que se necesita algo nuevo. El mundo técnico empieza a bullir pensando, trabajando y desarrollando. Desde el conocimiento universal existente en ese momento, se llega a la única solución posible. Era imposible llegar a un motor de propulsión nuclear cuando James Watt desarrolló su máquina de vapor. Cada invención sobreviene cuando corresponde. Esa es la idea. La tecnología -y la máquina conectada y relacionada que la produce- está ella misma, cambiando sus propios métodos de producción. Con ello, no extraña que todo llegue en el momento justo, cuando lo anterior está preparado. Pero cuando todo está preparado, ocurren dos cosas: Primero, la invención es inevitable y, segundo, casi ninguna invención es desarrollada por una única persona o entidad. Las invenciones -incluso las radicales- surgen simultáneamente en distintos sitios al mismo tiempo. Siempre debe suponerse que en el mismo momento hay otra gente trabajando en el tema. Y además con soluciones parecidas.

Todo lleva a la solución, a la invención. Es inevitable que ocurra. Lo que obtenemos se basa en un inmenso trabajo previo. Puede resumirse esa idea como beber del caldo que ha estado en el fuego durante largo tiempo. Pero, cuando el caldo está más o menos a punto, es inevitable que surja lo nuevo, que no son muchas opciones sino unas pocas o incluso únicamente una. Y –repito- surge en varios sitios al mismo tiempo. Visto de esta forma, los inventores no son más que canales por los que nos llega algo que forzosamente tenía que llegar.

Aunque, debo ser más agradecido con ellos y con su mérito. Habrá decenas de miles de personas que conciben la posibilidad del mismo invento al mismo tiempo. Pero, esas ideas “únicas” no tienen valor. Solo uno de cada diez de esos miles de “inventores” imagina cómo se podría llevar a cabo. Y de estos, solo uno de cada diez pensará en los detalles prácticos y las soluciones específicas. Y otra vez, de estos, solo uno de cada diez hará que el diseño funcione. Y, por último, solo uno hará que la invención se extienda.

A todos -pero especialmente a los últimos, ¡gracias por su trabajo!

Si estáis interesados en estos temas, os recomiendo leer ¿Qué quiere la tecnología? de Kevin Kelly (o también, por supuesto, Ciencia, Tecnología y Startups.)

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