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Parando los golpes de la IA en el trabajo con “derechazos” de aprendizaje

¿Quién pueden realmente ufanarse de tener asegurado su trabajo en un universo, el laboral, en el que las máquinas son más y más competentes? ¿Qué sucederá si la ubica inteligencia artificial (IA) logra rebasar las capacidades del cerebro humano en cada vez más áreas?

Quienes han procurado respuestas a estas preguntas en los últimos años lo han hecho colgándose del brazo de dramáticas predicciones. Las máquinas parecen abocadas a hacer morder el polvo a los humanos y quizás también a aniquilarlos.

Sin embargo, lo cierto es que nadie sabe a ciencia cierta el número exacto de empleos que están amenazados y cuándo pasarán supuestamente a mejor vida.

Kai-Fu Lee, presidente y CEO de Sinovation Ventures, se mueve como pez en el agua en el océano de la inteligencia artificial, pero aun así evita poner cifras precisas sobre la mesa. En su ponencia en la conferencia digital DLD All Stars Lee dio cuenta ayer de lo que la inteligencia artificial está en posición de hacer (y de lo que no) y también de cómo podemos prepararnos para sus impetuosos avances.

Lee sabe en todo caso de lo que habla porque lleva años investigando la IA y carga con muchos años de experiencia sobre los hombros a frente de grandes compañías de internet.

Las cuatro olas de la inteligencia artificial

A juicio de Lee, los últimos avances en la galaxia de la inteligencia artificial pueden escindirse en cuatro olas.

La primera ola la protagonizan las empresas tecnologías que, observando con detenimiento el comportamiento de sus usuarios, alumbran mejores algoritmos de recomendación y mejores motores de búsqueda.

Surfea la segunda ola lo que Lee denomina «Business AI» (las compañías aseguradoras que se valen, por ejemplo, de la inteligencia artificial para clasificar mejor sus clientes en base a los riesgos que conllevan).

La tercera ola la encarnan, por su parte, los programas informáticos con la habilidad parcial o completa de percibir y comprender lo que sucede en su entorno. Y la cuarta ola es la que Lee bautiza como «IA autónoma», aquella inteligencia artificial capaz de llevar a cabo de manera independiente determinadas tareas.

«Una cosa está clara: todas estas olas continuarán desarrollándose en los años venideros», profetiza Lee. Y cambiarán el mundo laboral de manera absolutamente dramática. El cambio en su vertiente más virulenta no tendrá lugar en 2022 sino más bien en 2032, cuando personas que a día de hoy tienen entre 30 y 40 años podrían quedarse varados en medio de la nada en el universo laboral.

Solo los trabajos relativamente complejos (tanto en el plano intelectual como en el plano físico) están hasta cierto punto a salvo de la IA

Lee considera que quienes llevan a cabo tareas de manera repetitiva y rutinaria son los más vulnerables a los cambios que se avecinan en el mundo laboral.

Los radiólogos, por ejemplo, podrían terminar siendo reemplazados por programas informáticos capaces de evaluar las imágenes de rayos X de manera más precisa y certera que los humanos.

Se verán amenazadas por la inteligencia artificial no solo las profesiones de carácter eminentemente manual. También quienes trabajan a día en oficinas y no creen que las máquinas puedan desempeñar adecuadamente su trabajo están potencialmente en peligro, aventura Lee.

Sí estarán hasta cierto punto a salvo los trabajos relativamente complejos. Las personas que en el desempeño de su trabajo amalgaman conocimientos de diferentes áreas podrían resistir eventualmente las embestidas de la inteligencia artificial. Cuando Lee habla de complejidad, no se refiere única y exclusivamente a los trabajos complejos en el plano intelectual sino también a los empleos complejos desde el punto de vista físico. Al fin y al cabo, «los robots no son tan versátiles en sus movimientos como los humanos», enfatiza.

A la luz de los cambios potencialmente dramáticos que se divisan ya en el horizonte, «tenemos que planificar de manera proactiva nuestro propio futuro y el futuro de nuestros hijos», dice Lee. Y para eso es necesario aprender y adaptarse de manera constante a los retos que emergerán del vientre del trabajo en el futuro.

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