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Piqué: “Volveré, nací aquí y moriré aquí”

Fue la noche de Gerard Piqué. Más que un partido oficial, por momentos parecía un amistoso de homenaje al central. Y aunque Xavi no lo quiso confirmar la víspera, la alineación estaba clara, Piqué y diez más. Ya desde el calentamiento el público se volcó en la despedida del central y el jugador iba agradeciendo las muestras de cariño mientras calentaba. Antes de volver al vestuario, se quedó un instante en el banquillo, donde le esperaban sus hijos, Milan y Sasha, vestidos los dos con la camiseta de su padre.

Cuando saltaron al césped para empezar el partido, salieron once ‘Piqués’, puesto que todos los azulgrana llevaban en la espalda el dorsal y el nombre del central. Y Piqué lo hizo luciendo el brazalete de capitán, una deferencia de Busquets en su despedida, mientras en el centro del campo había una lona con el lema ‘Sempr3’. No hubo tiempo de hacer una pancarta gigante para colgar en la grada y además la alerta por fuerte viento no habría permitido su colocación.

Ya con el partido en marcha, los primeros toques de balón de Piqué iban acompañados de una ovación. En el minuto 3, el de su dorsal, la grada de animación entonó el cántico de “Piqué, Piqué, Piquenbauer” y cuando el colegiado señaló penalti, el público reclamó que lo lanzara Piqué. Pero el propio central le dijo a Lewandowski que lo tirara él. Buscó el gol en cada saque de esquina como si estuviera jugando en el Bernabéu y realizó varios cambios de juego en los que quedó claro que se retira, pero su clase sigue intacta.

El parlamento de Piqué

Posiblemente hizo el mejor partido de la temporada, extramotivado y con ganas de despedirse del Camp Nou a lo grande. Los 92.605 espectadores que asistieron al estadio, en la que fue la mejor entrada de la temporada, vieron al Piqué de siempre. Se mostró muy seguro en defensa, preciso en la construcción y con su inteligencia táctica habitual se permitió el lujo incluso de ganarle carreras a un jugador mucho más rápido que él, como Ramazzani.

El éxtasis llegó a pocos minutos del final. Xavi preparó el cambio para que Piqué recibiera la última ovación de su carrera como jugador en el Camp Nou. Con Christensen preparado en la banda, la jugada se hizo eterna y el cambio parecía que no llegaba nunca. En el minuto de la segunda parte llegó el momento. El cuarto árbitro levantó la tablilla con el ‘3′ de Piqué y el Camp Nou se vino abajo. Como si fuera la NBA, se paró el partido para despedir al central. Se abrazó emocionado a todos sus compañeros, a los rivales y al árbitro y saludando a su afición se dirigió hacia la banda mientras el Camp Nou aplaudía y coreaba su nombre. Un momento emocionante para poner el punto y final a la carrera como jugador azulgrana de un Piqué que lo ha ganado todo vestido con la camiseta del Barça.

Faltaba el epílogo final, el último homenaje y la vuelta de honor. Primero fue manteado por sus compañeros y después se marchó en solitario para dar la vuelta a todo el Camp Nou. Bajo los compases de Camins, de Sopa de Cabra, canción elegida por él mismo, Piqué hizo la vuelta de honor, saludando con la mano abierta, como hizo el día del 5-0 al Madrid de Mourinho. Un vídeo con sus mejores imágenes, entre las que no faltó el inolvidable gol en el 2 a 6, fue el preludio de su último parlamento.

Piqué, micrófono en mano, empezó su discurso agradeciendo a todo el vestuario, staff y compañeros, así como a la Junta, el apoyo recibido. Entre lágrimas, y con dificultad para hablar a causa de la emoción, afirmó que “en la vida, a veces, querer es dejar marchar. Hay tanto amor entre el Barça y yo, que era el momento de dejarnos un poco de espacio, de aire, y estoy convencido de que en el futuro volveré a estar aquí”. Fue interrumpido por los gritos de “president, president” y después recordó que “esto no es una despedida. Ya me fui con 17 años, mi abuelo me hizo socio al nacer, nací aquí y moriré aquí. Visca el Barça siempre”. Y se besó el escudo de la camiseta por última vez. Mientras sonaba el Viva la Vida de Coldplay, Piqué se marchó atravesando el túnel que formaron todos sus compañeros. Después volvió a saltar al césped con el estadio ya casi vació junto a Milan y Sasha, para dar, ahora sí, sus últimos toques como jugador del Barça. 

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