Educación

“Se pagó casi toda la carrera con el fútbol”. La estrategia de los jóvenes argentinos para estudiar y vivir en Estados Unidos

Primero se fue Marcos, después Mateo y en agosto podría ser el turno de Mora. Los tres hermanos Fernández de Oliveira tienen en común que son deportistas y consiguieron, gracias a su actuación destacada en distintas disciplinas (fútbol, golf y hockey sobre césped), becas para estudiar una carrera universitaria en Estados Unidos. Son tres ejemplos de una tendencia en pleno crecimiento, que no es nueva (existe desde hace décadas) pero que ahora adquiere un renovado interés, no sólo porque cada vez más estudiantes evalúan quedarse a vivir allá una vez terminada la carrera, sino porque la tecnología ha facilitado este tipo de postulaciones.

Con un costo promedio de 40.000 dólares anuales (incluidos matrícula, alojamiento, comidas y libros), estudiar en una universidad norteamericana es un sueño imposible para gran parte de los argentinos. Pero si se obtienen becas del 65%, como consigue la mayoría de los jóvenes que se van, entonces parece más alcanzable… Sacando cuentas, cada familia debería aportar unos 12 mil dólares anuales en promedio para que su hijo pueda cursar en ese país. También hay casos con becas totales, y otros que logran aumentar el porcentaje a medida que avanzan en la carrera gracias a sus buenos rendimientos académicos y deportivos. Incluso, la cuenta se reduce si, además, trabajan en el campus cumpliendo distintas tareas a cambio de 15 dólares por hora. Pero, ¿cómo logran llegar hasta ahí?

Mora Fernández de Oliveira está terminando su proceso de admisión para estudiar en Estados Unidos de la mano del hockey; sus hermanos ya están ahí

Mora Fernández de Oliveira está terminando su proceso de admisión para estudiar en Estados Unidos de la mano del hockey; sus hermanos ya están ahí (DIEGO SPIVACOW / AFV/)

La mayoría de las familias eligen hacer el proceso de admisión a través de consultoras especializadas que hacen de intermediarias entre el alumno y la institución educativa. Lo primero que hacen es una entrevista en la que arman el perfil del estudiante, fijan los objetivos académicos y deportivos y acuerdan los montos económicos que están dispuestos a desembolsar. Luego, les piden a los chicos que graben un video de cinco minutos practicando el deporte para el que van a postularse y se encargan de distribuirlo entre los departamentos deportivos de las distintas universidades. Una vez logrado el “match” entre el estudiante y la institución, acompañan en todo el proceso administrativo, desde los papeles que es necesario presentar allá (visa, analítico del secundario), hasta los exámenes que hay que rendir antes de viajar (el SAT y el TOEFL son exigidos por prácticamente todas las universidades americanas).

Pero no es la única manera: hay jóvenes que se encargan ellos mismos de mandar los mails con los videos a los coaches deportivos y otros son tan talentosos que los vienen a buscar las mismas instituciones para sumarlos a sus equipos. Lo interesante es que los hermanos Fernández de Oliveira accedieron a través de los tres caminos. “Marcos se recibe ahora. Jugaba al fútbol acá (es número 10) y cuando terminó el colegio quería irse allá y contactó por mail a varios coaches e hizo por su cuenta el proceso de admisión. Estudia Finanzas en Lyon College y se pagó prácticamente toda la carrera con el fútbol. Fue aumentando el porcentaje de la beca con los años. Y además se sacó las ganas de jugar en un equipo universitario muy competitivo”, cuenta Martín, el papá.

A Mateo, en cambio, lo buscaron directamente porque fue medallista en golf en los Juegos Olímpicos de la Juventud y era el número 1 argentino en junior. “En fútbol, al ser un deporte de equipo, no te buscan, vos tenés que moverte. Pero en otros deportes individuales como el golf sí sos bueno te vienen a buscar. Mateo tenía varias opciones con becas al ciento por ciento. Hoy está en University of Arkansas, que forma parte de las universidades de la División 1, las mejores (hay hasta 3 divisionales). Está en tercer año de Comunicación Estratégica y compite en el equipo universitario a muy alto nivel. La idea, una vez recibido, es saltar al profesionalismo”, cuenta Martín.

Si todo marcha bien (está terminando su proceso de admisión) Mora viajará a estudiar en agosto a través del hockey, disciplina que practica desde chica. Está terminando de completar la postulación con la ayuda de una consultora radicada en Uruguay que se especializa en ese deporte (no todas las universidades lo tienen) porque en contexto de pandemia y sin partidos ni competencias, se le complicó mandar el video que piden para iniciar el proceso. “La ventaja de las consultoras es que aceleran los tiempos porque lo tienen todo mucho más aceiteado. La mayoría te cobra unos 2700 dólares. Se puede hacer por tu cuenta, aunque hay que empezar bastante antes”, dice el padre de los tres hermanos, que tiene una gran experiencia en el tema. “Estoy para poner una consultora”, bromea.

Una de las empresas que más trabaja con chicos argentinos es Sport Masters, que manda unos 250 estudiantes al año. Germán Michaylyszyn, su director, confirma que hay un interés creciente por este tipo de alternativa. “Hubo un cambio de objetivo, la mayoría lo hace no sólo para ir a estudiar, sino como un medio para quedarse a vivir en Estados Unidos. Antes era la experiencia de vivir en un campus, practicar un deporte y volverse, pero hoy la mayoría busca obtener el permiso laboral que el gobierno americano les da a los graduados para quedarse”.

A Mateo Fernández de Oliveira lo vinieron a buscar y le ofrecieron el ciento por ciento de beca; estudia en Arkansas University

A Mateo Fernández de Oliveira lo vinieron a buscar y le ofrecieron el ciento por ciento de beca; estudia en Arkansas University (gentileza/)

La mayoría obtienen becas parciales, salvo los deportistas que son de elite. “El año pasado enviamos a Joel Dos Santos, campeón panamericano de atletismo, con una beca del ciento por ciento. Pero el promedio es un 60-65% del costo total, incluyendo alojamiento, comidas, seguro médico y actividad deportiva en la que entran los viajes –sostiene Michaylyszyn–. Son becas muy altas y muchos de los chicos, además, trabajan en la universidad y de esa manera se van autosustentando. En total, les hacemos ahorrar unos 120 mil dólares a las familias por toda la carrera. Llevamos desde hijos de empresarios muy conocidos de Argentina hasta chicos del interior que nunca pisaron Buenos Aires”, dice el director de Sport Masters, quien agrega, además, que no hace falta tener un gran nivel de inglés ni ser un crack en el deporte.

“Son dos cuestiones que forman parte de los mitos alrededor de estas becas. Saber inglés es deseable pero no excluyente –aclara–. Hay universidades que ofrecen cursos de idioma intensivos y después arrancan la carrera. Tampoco son sólo de deporte: hay becas artísticas, de e-sports o exclusivamente académicas. La mayoría va a universidades promedio, pero también mandamos a las de la IVY League (las más destacadas como Harvard o Columbia) e incluso está la posibilidad de cursar en los terciarios que se llaman community college y son carreras cortas, de 2 años. Es la opción mas rápida y económica. Otra posibilidad es adelantar un cuatrimestre por internet y después viajar. Eso reduce los costos”, sostiene el director de Sport Masters.

Campus de la Concord University

Campus de la Concord University

Tomas Isoardi jugó de 5 en las inferiores en el club Brown de Adrogué. En agosto próximo empezará la carrera en Administración con énfasis en Finanzas en Concord University (división II de la NCAA), además de integrar el equipo de fútbol de esa universidad. Acaba de obtener su visa y, asegura, está ansioso ante esta oportunidad. “Arranqué con esto en cuarto año. Siempre me gustó Estados Unidos, y desde chico pensé en irme ahí –dice–. Mis padres pensaban que era un chiste. Pero cuando vieron que estaba investigando y hablaba en serio me ayudaron y me contacté con Sport Maters para iniciar el proceso. La realidad es que es complejo, tenés que hacer muchas cosas, presentar muchos papeles. Sin la ayuda de la consultora hubiese sido complicado. Si era por mi cuenta no sé si lo hacía”, sostiene Tomás, que tuvo la posibilidad de visitar la universidad hace unos meses y quedó impactado. “Me encantó, me visualicé estudiando ahí. Queda en West Virginia, que es un lugar parecido a Bariloche, con montañas. Tenía la posibilidad de ir a Nueva York, ya había hablado con el otro coach y todo, pero ésta me ofrecía beca académica además de la deportiva y además está más al sur, hace menos frío y para jugar al fútbol es mejor.”

Incluso, Tomás ya tuvo charlas con su futuro entrenador: “Es una persona muy competitiva, exigente. Yo dejé de jugar al fútbol acá y veo esta oportunidad para dar el salto al profesionalismo –se ilusiona–. En Argentina es complicado estudiar y jugar al fútbol al mismo tiempo. Si me voy puedo hacer las dos cosas. Por lo que investigué, se puede llegar de la universidad a la MLS (la liga profesional de soccer de Estados Unidos)”, dice y agrega que académicamente la universidad está bastante bien rankeada. “Está entre la 100 mejores. Y también hablé con alumnos que me dijeron que te prepara mucho para lo laboral: en vez de hacerte leer tanto te hacen trabajar en cosas más concretas, te preparan para el trabajo. Son 4 años, está la posibilidad de adelantar materias en verano y hacer la carrera en tres años. Si tenés un examen y justo tenés que viajar para jugar, te bancan, te corren la fecha. Pero si te va mal en lo académico, te afecta en lo deportivo. No te dejan jugar”, describe Tomás.

Otra de las agencias que trabaja con argentinos es ScholarshipsUS . “Hay opciones para diferentes niveles. Lo aclaro porque lo primero que piensan es que si no sos muy bueno en un deporte esto no es una opción. Pero no es así, se cubre toda la franja de niveles, incluso si lo practicaste en forma recreativa, también podés conseguir una beca. Obviamente cuanto más nivel y mejor promedio académico tenés, más beca recibís, pero hay variables en cuanto a zonas y universidades. Hay algunas que son más accesibles que otras. Si no tenés preferencias en cuanto a lugares, se te abre un abanico de oportunidades”, sostiene Federico Palombo, asesor de ScholarshipsUS. En el top de las preferencias de los argentinos están las universidades de La Florida. “Depende también de la carrera o el deporte. Pero Miami atrae porque muchos tienen familiares o amigos ahí y eso pesa”.

La búsqueda, dice, es un trabajo casi artesanal. “Si bien el sistema está bastante estandarizado, se puede personalizar –explica Palombo–. De hecho, hay familias que priorizan que los chicos vayan a una mejor universidad y están dispuestas a pagar, por ejemplo, 20.000 dólares al año”, dice y asegura que cada vez más chicos, después de terminar la carrera, quieren quedarse. “Al menos la mitad busca aprovechar el permiso de trabajo que se les da a los graduados”.

Estudiar, recibirse, ser parte de un equipo y triunfar. El sueño americano adopta su propia versión argentina y está más vigente que nunca. Y son muchos los jóvenes que buscan alcanzarlo.

En números

40.000

Monto promedio en dólares de una universidad al año. Incluye alojamiento, matrícula, comidas y material de estudio en una institución media norteamericana. Hay también terciarios llamados community college que son más económicos

65%

Es el porcentaje, en promedio, de la beca obtenida para estudiar. La mayoría accede a este número, pero hay casos que obtienen más o menos, dependiendo del nivel deportivo y académico. Y puede aumentar o bajar según el desempeño del estudiante

12.000

Es el monto promedio en dólares que hay que aportar para costear la universidad. Se trata de una cifra calculada a partir del costo promedio de una universidad y el 65% del porcentaje de la beca

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