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Tour: Nunca un premio fue tan merecido como el de Pello Bilbao

Pello Bilbao aúna el complicadísimo ejercicio de etapa y general en el Tour

Pello Bilbao es eso, un trozo de emoción, en esta tarde de Tour derretido, en el mismo centro de Francia.

Pello Bilbao entra en ese estatus de veneración top, nunca lo hemos escondido, así que arrojar estas líneas al calor, nunca mejor dicho, de su victoria de etapa, podéis imaginar lo que significa.

De la jornada inaugural del Tour recuerdo el atracón de gente en las calles de Gernika.

Puedo imaginar a Pello Bilbao frustrado por ese pinchazo lastrándole en la etapa primera de este Tour, en Bilbao.

Luego al día siguiente, siendo cazado por los Jumbo bajando Jazkibel.

Dos etapas tan especiales que no pudo culminar como querría.

Pero el Tour empezaba, no acababa esos días y Pello Bilbao se convenció que esta vez, una etapa debía ser suya.

Por su solidez como persona y ciclista, por su trayectoria siempre un poco mejor que el año anterior, porque en el camino habíamos visto la gloria de otros que, mereciéndolo también, no lo merecían tanto como él.

Y, como no, por Gino Máder, a quien le iba a dedicar lo mejor de esta carrera.

Lo ha hecho, como admitió en Eurosport, en medio de la exigencia de una buena general por parte del equipo equipo y la ambición de una etapa.

Ya sabéis, si te dedicas a lo primero, a un puesto final, lograr un parcial, es complicado.

Pello lo ha logrado, lo ha querido muy fuerte y lo ha aunado en una historia agónica de final feliz.

Todo eso lo ha hecho Pello en medio de una ensalada de emociones y dureza como pocas veces hemos visto.

Su victoria nos colma, nos pone la guinda, a dos semanas de que acabe este maravilloso Tour.

Es quinto en la general, pero que le quiten lo bailado, se va con la imagen desde el podio, emocionado y feliz, ha cumplido con el objetivo.

Ganar una etapa en el Tour sería oxígeno para el landismo

Pensando en el Tour de Mikel Landa, y esa fe no escrita que se profesa a través del Landismo, quería dar un pequeño rodeo.

El año pasado, cuando Juanpe López fue tantos días líder del Giro de Italia, admití la ausencia de ciclistas españoles que se centren en el nombre arte de cazar etapas o maillots, el que sea, en las grandes vueltas.

Una obsesión que fija la mirada en la general final y la plaza ha sido una constante para un ciclismo que creo ha podido dar excelentes cazadores pero que se han quedado con el puesto como gran objetivo.

Correr a por una plaza en la general implica sacrificios que nada tienen que ver con el lucimiento y el chupar cámara.

Significa aguantar, agachar la cabeza, apretar los dientes y achicar agua a diario para que el tren no se vaya.

Mikel Landa ha centrado gran parte de su carrera en ello y no le ha ido mal, tiene un par de cuartas plazas en el Tour más dos podios en el Giro.

Eso, aunque haya mucha gente que lo desprecie, es de ciclista top, en especial cuando ya han pasado unos cuantos años desde su explosión en aquel Giro de Contador.

Sin embargo, por el camino, Landa ha rechazado cualquier puja por los triunfos parciales, a su carencia de velocidad en desenlaces finales, se suma la necesidad de ir siempre con los mejores, renunciado a etapas.

Landa cumple aquí el perfecto perfil de ciclista español, cuando opta, por ejemplo, a una cosa que Mads Pedersen ha conseguido de forma holgada en el último año: ganar en las tres grandes.

Qué palmarés más bonito le está quedando a Pedersen:

🏆 Mundial ruta 🌈
🏆2 etapas Tour
🏆2 etapas Giro
🏆3 etapas Vuelta
🏆2 etapas PN
🏆 GW
🏆 KBK
🏆 nacional de 🇩🇰 ruta

— Robert Brugué Casadevall (@RBrugue) July 9, 2023

La situación en este Tour, a la semana de haber empezado, es la siguiente: Mikel Landa está a nueve minutos de los dos primeros y el podio lo tiene a menos de siete.

Cualquier cálculo para estar en el cajón pasaría por una locura, al margen de una «petada» muy improbable de muchos y buenos ciclistas al mismo tiempo

Es decir, que el sueño del podio creo que pasa página para el Landismo y ganar una etapa del Tour -como tantas veces hemos dicho- emerge como objetivo claro.

Mikel Landa está aún en tiempo de resultar incómodo en alguna escapada, pues siempre habrá quien tire por detrás para defender un octavo, pero a poco que dé un paso atrás, la opción de cazar escapadas es plausible.

Landa encaja perfectamente con ese perfil de estrella rutilante que, sin opciones en la general, se deja caer en buena parte de las escapadas de la tercera semana de Tour buscando su cuota de gloria.

Hay muchos ejemplos y todos muy honrosos, al margen de mejorar un palmarés muy vacío de triunfos, podría meterse en ese club de ganadores en las tres grandes.

Sé que no es la primera vez que hablo de la semana final del Giro 2017, pero es que esos días fueron landismo puro, Mikel haciendo de cada etapa un show hasta lograr la montaña y un triunfo en Piancavallo.

Creo que en este Tour cazar el corte bueno, hacer de la carrera un Vietnam diario, se impone.

Landa tiene para esto y más.

Y Pello, también

Imagen: A.S.O./Charly Lopez

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