Ciudad de México

Trasnochado y anticientífico el falso síndrome de “alienación parental” en el Congreso CDMX

Este martes se ha enlistado para discutir en el Congreso de la Ciudad de México una sorprendente iniciativa que plantea introducir a la legislación capitalina el concepto que fue derogado en 2017 y que ahora cuenta también con observaciones internacionales por ser anti-científico: el síndrome de alienación parental.

En algún momento, este falso padecimiento era diagnosticado en menores y su identificación se consideraba un delito que a menudo, sometía a un estrés excesivo a menores de edad, pues las pruebas psicológicas buscaban algo científicamente inexistente. Richard Gardner en 1985 introdujo este concepto para describir una patología psicológica en niñas y niños que supuestamente se comportaban con aversión hacia alguno de sus padres, negándose o resistiéndose a tener encuentros con él, por lo regular, tratándose del padre.

En aquella época, la idea de que las niñas y niños pudieran manifestar su incomodidad sobre algún miembro de la familia era inconcebible. A los menores se les obligaba a convivir igual con padres o tíos y abuelos, aunque les hicieran sentir incómodos o peor aún, aunque el rechazo derivara de abuso sexual o conductas inapropiadas cómo tocamientos, violación o acoso. 

Richard Gardner, además de haber desarrollado teorías para nulificar la voz de los menores, es un “rockstar” para pedófilos y golpeadores. De sus libros nacieron ideas como que “es peor el trauma de un proceso legal que la pedagogía del abuso sexual”, que “los niños y las niñas son sexuales de forma natural y pueden iniciar encuentros sexuales seduciendo al adulto”, que “la pedofilia puede mejorar la supervivencia de la especie humana sirviendo a propósitos procreativos” o que “en cada uno de nosotros hay algo de pedofilia”. Aquel psiquiatra que nunca superó sus propios traumas terminó suicidándose en 2003 con un arma punzocortante, mientras defendía hasta el último momento ideas absurdas como que “las mujeres sienten placer al ser golpeadas.”

Cada cierto tiempo, instancias como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Americana de Psicología, la Organización de las Naciones Unidas, las Convenciones por los derechos de las infancias y mujeres e inclusive, la OEA, reiteran que el famoso “síndrome” no está reconocido por ningún manual de psicología ni psiquiatría. Es decir, que ni existe una patología en menores que los hagan comportarse “trastornados” en juicios contra uno de sus padres por designio del otro y que mucho menos es algo que pueda probarse sin atropellar el derecho de los menores al testimonio propio.

Tal vez por la imposibilidad de prueba o por el abierto retroceso a los derechos fundamentales es que se ha expulsado este concepto de nuestro sistema, lo cual, hace que la iniciativa planteada por el Diputado Norberto Nazario parezca trasnochada y definitivamente, muy mal solicitada por grupos de interés.

Al parecer, diversas organizaciones dedicadas a la extorsión, maltrato y difamación le contactaron y le prometieron una “causa justa” utilizando para mal el nombre de Daniela Parra y su padre, Héctor Parra. Le aseguraron que esta iniciativa contra las “denuncias falsas” podría darle un golazo legislativo pero en realidad, tales organizaciones le mintieron, comenzando por Miguel “N” de la organización “Maas Infancias Feliz” que acumula al menos diez denuncias contra sus integrantes por haber cometido agresiones, violación, feminicidio en grado de tentativa, violación a la intimidad sexual, entre otras, incluyendo a su fundador que ha agredido inclusive, a las mujeres de organizaciones de la sociedad civil, a diputadas y a senadoras.

Ni Daniela Parra ni su padre han tenido relación con esas organizaciones que convenientemente usan sus nombres. Sus antecedentes violentos han sido documentados por el propio Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, que les ha impedido en diversas ocasiones acceder a sus inmuebles porque la agresividad no la ejercen solo en privado sino también, durante protestas junto con otro colectivo llamado “Mil Pelotas”.

La gran pregunta al diputado, por si no lo ha notado, ¿cómo podrá probar los delitos de realización oculta si impone una sanción al testimonio a través de un delito que amaga las redes de apoyo de un menor? ¿Acaso no recordará sus tiempos como Agente del Ministerio Público cuando nadie creía en los testimonios de las víctimas? ¿Extraña ese tiempo? ¿En dónde dejamos el “Mucho ojo, denuncia, yo te creo”, ¿si en su propuesta cada ocasión que un menor busque ayuda, estará sujeto a pelear contra su propio padre que le llama “alienado”? ¿Y qué dirá a la estadística escandalosa que demuestra que anualmente, 5?4 millones de niños, niñas y adolescentes son víctimas de abuso sexual en México, de las que 6 de cada 10 lo viven en casa y que, en el 60 por ciento de los casos, el agresor es un familiar? ¿Qué dirá de la explosión de abusos sexuales durante la pandemia por parte de los propios padres? ¿Acaso mamá también le contó mentiras al INEGI? Los embarazos adolescentes productos de abuso donde los padres son a la vez, los abuelos del feto, ¿son producto de la imaginación?

Por cierto, en el asunto de Daniela Parra, ella misma ha señalado la tremenda corrupción y los oscuros pactos realizados por Sergio Mayer, cercano a su partido, para encarcelar a su padre Héctor Parra. Más que “alienación”, si se va a preocupar por casos mediáticos, que comience por investigar y perseguir al entramado de traficantes de influencias entre los que se encuentran célebres abogadas y abogados que están tras este asunto.

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