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Un camión, 700 pesos; un Didi, 400

-Regidores azules con miras de diputados

-Oportunidad pero también reto en Estacionamientos

Otra prueba palmaria de que el transporte de pasajeros convencional ha venido a menos es el uso cotidiano, prácticamente normal, de Didis y Ubers para viajes fuera de la ciudad.

Deveras que no hay comparación entre los aproximadamente 700 pesos que cuesta un traslado en camión de Juárez a Chihuahua que los 400 cobrados en promedio por los vehículos que usan plataforma digital.

Más temprano que tarde las ruteras en la zona urbana enfrentarán ese destino alcanzado ya en las carreteras, donde son usados para prestar el servicio vehículos chicos y medianos, las ahora famosas Van.

Lo hemos dicho y todo mundo lo sabe, son unidades de reciente modelo, bastante seguras; y lo principal, le ahorran en zona urbana y fuera a los usuarios no solamente casi el 50 por ciento del gasto, sino el valioso tiempo que las ruteras y camiones se chupan en esperas de horas y traslados también de horas.

Un viaje de la ciudad de Chihuahua capital a la sierra cuesta lo mismo en Didi o Uber que en camión, 700 pesos, pero volvemos a lo mismo: comodidad y tiempo. Si el viaje es de seis horas, en camión son es el doble; y se trata de viajes con trasborde. En esta región los viajes son frecuentes al noroeste: Nuevo Casas Grandes, etc.

Para preservar su negocio, los camioneros solo tienen el camino hacia la modernización y hacia la calidad. Durante décadas han perdido mucho tiempo en necesidad aunque hayan ganado mucho dinero en sus yonques.

Hoy a los gobiernos no les queda otra que admitir la realidad y actualizar las leyes y/o reglamentos para la correspondiente apertura a la competencia, no estrictamente por beneficio de las lagartonas plataformas digitales, sino por la demanda social de un urgente mejor transporte.

Quienes levantaron la mano para el 2024 fueron los regidores panistas que el miércoles pasado presentaron su primer informe de actividades con motivo del primer año de gestión en el Ayuntamiento.

Ante un teatro lleno, Amparo Beltrán, Austria Galindo, Víctor Talamantes, Alma Arredondo, Enrique Torres y Joob Quintín mostraron el músculo con su poder de convocatoria, hablaron de los avances que han tenido en las comisiones que coordinan y en las que participan como de secretarios y vocales.

Entre los asistentes pudieron ser vistos los regidores que integran el bloque opositor, los priistas Mireya Porras y “Tetito” Gutiérrez Casas; de Movimiento Ciudadano, Tania Maldonado; de Morena Cecilia Reyes Castro, Vanesa Mora de la O, María Dolores Adame y Mayra Castillo.

Hubo detalles que resaltaron desde el inicio del evento, cuando llegó la líder de colonos, María García “Doña Mary”, con un camión lleno de señoras en piyama y con sus respectivos chilpayates. Reclamaban un espacio en primera fila, ya que eran invitadas del expresidente del PAN y regidor, Joob Quintín Flores.

Parece que el también coordinador de los regidores azules quiso garantizar su propia convocatoria luego que el rector de la UACJ, Juan Ignacio Camargo y otras personalidades cancelaron su asistencia por escrito.

También estuvieron los presidentes del PAN estatal y municipal, Gabriel Díaz y Xóchitl Contreras; Óscar Ibáñez, en representación de la gobernadora, Maru Campos y las diputadas Daniela Álvarez; y Marisela Terrazas, además de la mayoría de los funcionarios estatales de Juárez.

Y aunque todavía es temprano para hablar de candidaturas, ya se empiezan a dibujar los cuadros de quienes suspiran por escalar a otras posiciones de elección popular, veremos cuántos de ellos logran colarse a una diputación local o al menos alcanzan un espacio para la reelección en el Cabildo juarense.

Ante la realidad sobre la expulsión de venezolanos de Estados Unidos que ha hecho crisis en Juárez durante la última semana, la enorme carga ha quedado para la administración municipal y estatal, pues es poco o nada lo que hace el Gobierno federal en esta materia, salvo dar unos cuantos insumos para albergues.

El problema tiene su origen en muy altos niveles de la geopolítica internacional. El poderoso vecino norteño tiene rotas las relaciones con la cada vez más pobre república de Venezuela, por lo que no puede enviar a los migrantes de esa nacionalidad hasta su tierra de origen.

A la vez, Estados Unidos ha aprovechado la benevolente política mexicana de privilegiar los derechos humanos de las personas migrantes, independientemente de su nacionalidad, así que ha optado por echar la carga completa a su vecino ubicado en el sur de la frontera.

En el discurso, la administración de Andrés Manuel López Obrador, representado por el superdelegado Juan Carlos Loera, atiende la nueva crisis migratoria que involucra a más de cuatro mil venezolanos expulsados hacia México, de los cuales casi mil 500 han sido enviados por Juárez los últimos días. Pero la atención es nada más en el discurso.

Ciertamente, es muy comodina la postura estadounidense ante la llegada de personas originarias de un país que cataloga como una dictadura. Washington dio un giro a su política migratoria sobre Venezuela y le cargó el costo del mismo a México.

En vez de tramitar y facilitarles el asilo político, EU manda a los venezolanos al patio trasero bajo el famoso título 42, es decir por el pretexto de la salud pública, que contradictoriamente el Ejecutivo estadounidense combate en los tribunales para dejar de utilizar esa medida en las deportaciones.

Pero ni recursos federales a Juárez (parece que tampoco a Piedras Negras, Nogales, Tijuana y Matamoros) ni el obligado reclamo internacional mexicano se han visto en medio de la crisis.  

Pura palabrería de que están atendiendo albergues, los cuales, sobra decirlo, están a reventar, igual que las calles y cruceros a los que recurren los migrantes obligados por el hambre.

En el reporte de flujo de efectivo de la Operadora Municipal de Estacionamientos de Juárez, correspondiente al año pasado, existen, no una, sino varias áreas de oportunidad, como dicen los administradores.

La primera y probablemente más importante es el monto que se paga por el concepto de recursos personales, que representa casi el 65 por ciento de los ingresos, con disminución leve, pero disminución al final para el año pasado.

Otro aspecto son los servicios generales, que aumentaron dos millones de un año para el otro, 2020, contra 2021.

Hay un financiamiento el año antepasado que pudo ser utilizado para inversión o gasto de operación, que tendría que estarse amortizando.

Hay una disminución en el flujo de efectivo del 13.5 por ciento en 2021, mayor en un punto que el año anterior 2020 que fue de un 12.5.

En el 2021 tuvo un incremento a los ingresos, lo que permitió sufragar una pérdida de operación del 2020, que fue de 5.5 millones, hasta llevarla a 2.1 millones el año pasado, lo cual es relevante.

Si el organismo se mantiene en una reducción constante del flujo de efectivo negativo, considerando que la inversión realizada de 7 millones sirvió para el aumento de los ingresos y suponiendo que se mantenga en un crecimiento de los ingresos por un 15% anual, podría esperarse un flujo de efectivo positivo a mediados del 2023.

De ese tamaño el reto que enfrenta Francisco Ibarra al frente de tan importante organismo, responsable de manejar estacionamientos y corralones, con reingeniería necesaria en corto plazo.

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