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¿Viriato, era Español o Portugués? – HA Historia y Arte

Muerte de Viriato por José Madrazo. Museo del Prado

A pesar de que la pregunta del título es a todas luces anacrónica, es curioso como sigue generando controversia a nivel popular hoy en día e incluso en ámbitos culturales o políticos. Sin lugar a dudas, si planteásemos si Viriato era del real Madrid o del Oporto la gente nos miraría con estupor pensando que somos idiotas ya que ambos equipos de futbol no existían en la época. En realidad, no es muy diferente de lo que pasa con España y Portugal, que tampoco existían en esa época.

El asunto, en mi opinión se parece más a una pelea por la herencia del abuelo, así es que no vamos a tener más remedio que ponernos las gafas de notario para dilucidar como se reparte el acervo histórico de la figura del héroe que tantos quebraderos produjo en Roma y que tanta admiración causó en algunos autores romanos de la época.

Todos hemos estudiado que Viriato era un pastor Lusitano, así es que la tentación de igualar desde una perspectiva actual la palabra lusitano (preromano) con portugués es muy grande, sin embargo, seguiríamos cayendo en otro anacronismo, por tanto hay que preguntarse que era la Lusitania en la época de Viriato, porque bajo ese nombre se han conformado muchas realidades geográficas, territoriales o étnicas. Pondré un ejemplo que he leído a favor de la españolidad del personaje: La Lusitania era una provincia romana de Hispania y por consiguiente Viriato era hispano. Bueno, eso sería así, si Viriato hubiese nacido muchos años después, ya que por entonces el dominio romano en la Hispania Ulterior (Hispania lejana) no alcanzaba  el territorio de lo que posteriormente sería la provincia de Lusitania.

Viriato (180?-139 a.C)

No se sabe con certeza donde y cuando nació Viriato a pesar de las muchas fuentes clásicas que hablan de él, entre otros, Veleyo Patérculo, Tito Livio, Estabón, Diodoro Sículo, Lucio Anneo Floro, Apiano, Sexto Julio Frontino y Amiano Marcelino. Los primeros autores en escribir sobre Viriato lo hacen cien años después de su muerte y se refieren a él como un bandido. Con el transcurso del tiempo los autores posteriores idealizan al personaje hasta convertirlo en un héroe, haciendo hincapié en el alto coste en vidas humanas que tuvo para Roma sus campañas de guerra.

Veleyo Paterculo. Historia Romana  LII“Después siguió una guerra triste y afrentosa en Hispania con el capitán de bandidos Viriato, que realizada con fortuna variable, resultó muy a menudo adversa para los romanos. Pero una vez muerto Viriato, por un engaño más que por el valor de Servilio Cepión, ardió una guerra más penosa, la de los numantinos

Estrabon. Geografía. Libro III Iberia. 4.5  menciona a Viriato como “el bandolero Ouríathos

Ni siquiera está claro que fuese un pastor y de hecho tan solo lo refiere así Tito Livio y Floro en su resumen de Ab Urbe Condita, lo que en definitiva es una única fuente:

Tito Livio. Ab Urbe Condita. Períocas. Libro LII   “En Hispania, Viriato, quien primero pasó de pastor a cazador, luego a bandido y pronto a jefe de un ejército, ocupó toda la Lusitania”.

Schulten, sin aportar ninguna prueba al respecto, sitúa el nacimiento de Viriato en la Sierra de la Estrella por el mero hecho de su supuesta condición de pastor. El polémico historiador alemán, alumno de Mommsen, nos dejó otras atrevidas especulaciones como la de situar el monte Venus, el campamento de Viriato, en el cerro de San Vicente, al norte de Talavera de la Reina. Ambas ideas influyeron notablemente  durante años en el relato histórico de Viriato, en España y especialmente en Portugal, aunque hoy en día son cuestionadas por la mayoría de estudiosos del tema.

En lo que sí coinciden varios autores, es que en el 150 a.C. el propretor Servio Sulpicio Galba gobernador de la Hispania Ulterior, ayudado por su colega de la Hispania Citerior, Licinio Lúculo,  traicionó a los lusitanos prometiéndoles tierras de cultivo si dejaban las armas y concentró a unos treinta mil en tres campamentos distintos masacrándolos sin piedad. Nueve mil fueron asesinados y más de veinte mil fueron hechos prisioneros y vendidos como esclavos en las Galias. Tan solo unos pocos guerreros escaparon de la matanza entre los que se encontraba Viriato que juró vengarse de los romanos.

En mi opinión, la idea de unos lusitanos montaraces que aceptaban tierras fértiles a cambio de dejar el pillaje no se sostiene y la realidad estaría más cerca de una política del invasor de ocupación del territorio que los romanos utilizaban habitualmente a base del desarraigo y recolocación de las tribus que los Lusitanos aceptaron a la fuerza a cambio de que los legionarios de Galba dejasen de masacrarlos, lo que tristemente ocurrió mediante la traición y el engaño.

Viriato de M.Benlliure. Viseu (Portugal)                                     Viriato de E.Varrón. Zamora (España)

Sin duda los autores que más información nos aportan del personaje son Diodoro y Apiano. Diodoro nos habla del perfil humano de Viriato como líder o de su boda con la hija de Astolpas, un rico propietario lusitano. En este pasaje Viriato  demuestra su desprecio por la riqueza.

 Diodoro: “Basaba sus recompensas en el mérito y hacía regalos especiales a aquellos hombres que se distinguían por su valor, además no cogía para su uso particular lo que pertenecía a la reserva común.”

Aunque sin duda, el autor que más extensamente habla de Viriato es Apiano en el apartado de guerras Lusitanas, dentro del Libro VI de las guerras Ibéricas:

Apiano: Un ejército constituido por elementos tan heterogéneos nunca se reveló [contra su jefe] y siempre fue sumiso y el más resuelto a la hora del peligro.

Después de la matanza de Galba, el pueblo lusitano debió quedar muy disminuido y un ejército capaz de derrotar a sucesivas legiones romanas sin duda estaría conformado por una coalición de pueblos, entre los que estarían Vetones, Célticos, Vacceos y Turdetanos. Viriato se nos presenta así como un líder hábil capaz de aglutinar pueblos heterogéneos y generoso en el reparto del botín de guerra. Esto nos aleja de la imagen de un pueblo de bandoleros que luchan contra Roma y nos habla de un interés común de resistencia de varios pueblos al genocidio y  al desarraigo que tan repetidamente practicaron los romanos durante siglos en sus conquistas.

No me centraré en las siguientes campañas de Viriato, ampliamente conocidas y que no son el objeto de este artículo, en las que derrotó a cuantos generales envió Roma para acabar con el. Tras derrotar a Máximo Serviliano, Viriato consiguió un foedus, un tratado de paz que ratificó el Senado y que le otorgaba territorios mucho más amplios que los de la Lusitania prerromana en el que subyacía su condición de Rex. En el año 139 a.C. Viriato sería asesinado por tres de sus más estrechos colaboradores a los que envió como embajadores, los turdetanos Audax, Ditalco y Minuro  que le traicionaron,  ya sea por iniciativa propia o a instancias de Quinto Servilio Cepión, circunstancia en la que discrepan algunos autores clásicos. Quinto Servilio Cepión, vino a sustituir en la guerra contra Viriato a su hermano adoptado por la familia Fabia Quinto Fabio Máximo Serviliano.

 En lo que respecta a este artículo nos interesa señalar que dichos traidores eran turdetanos y formaban parte del Estado Mayor de Viriato, lo que demuestra la heterogeneidad de su ejército y las alianzas que tuvo que componer para enfrentarse a los romanos.

La Lusitania prerromana

Es difícil precisar la extensión real que tuvo el territorio lusitano prerromano, aunque nos podemos hacer una idea aproximada de la misma en base a los testimonios de los autores citados y de los hallazgos arqueológicos. Estrabón nos da una descripción del territorio de los lysitanoí (lusitanos en griego)  a partir de elementos naturales reconocibles, como el río Tágos (Tajo), el Doúrios (Duero) y  el Mínion (Miño) y las fronteras con sus vecinos Vetones (ouéttones), Carpetanos (karpetanoí), Vacceos (ouakkaíoi), Celtiberos (keltíberes) y Galaicos (kallaikoí), si bien parece estar describiendo la provincia romana de la Lusitania en la época en que escribe, ya que olvida mencionar a los Túrdulos Oppidanos un pueblo de raíces tartesias que ocupaban la franja atlántica  desde el Tajo hasta Olisypo (Lisboa).

El propio Estrabón reconoce que a otros muchos pueblos se les confunde en su época con los Lusitanos llamándoles por ese nombre, lo que daría una idea de por qué se les ha denominado Guerras Lusitanas a un conflicto con Roma en el que intervinieron la mayor parte de los grupos étnicos citados anteriormente, en un escenario de guerra que abarcó gran parte de Hispania.

 Estrabon. Geografía. Libro III Iberia “algunos autores modernos llaman a éstos (pueblos) también lysitanoí”

La Lusitania prerromana estaría formada por pueblos indoeuropeos protoceltas de similares características y lenguaje al de los Vetones, con los que tendrían bastante afinidad, no solo lingüística. La mayor parte de su territorio estaría comprendido entre el río Duero y el Tajo, sin llegar hasta el Guadiana. En la parte de la actual Portugal se correspondería con la zona más montañosa comprendida entre Viseu, Guarda y Castelo Branco con las sierras de la Estrella, Malcata y Mamade y en la zona Española comprendería el suroeste de Salamanca, la parte oeste de Cáceres y la Noroeste de Badajoz, con las sierras de Francia y San Pedro (ver mapa).

Ilustración de elaboración propia. Mapa base de dominio público

La situación de Castra Servilia un campamento base construido por alguno de los Servilios aparece como un oportuno punto estratégico situado entre el rio Anas (Guadiana) y el Tagus (Tajo) para controlar la zonas de conflicto y asentamientos lusitanos mencionados anteriormente.

Diodoro Sículo nos habla de estas zonas montañosas de la Lusitania prerromana:

 Diodoro Sículo, Biblioteca Histórica. Libro V, 34,6 “ (Los Lusitanos..) Los más pobres de fortuna de entre los que llegan a la flor de la edad y se distinguen por su fortaleza física y su audacia, provistos de su valor y sus armas, se reúnen en las dificultosas regiones montañosas y, organizándose en bandas considerables, efectúan correrías por Iberia y acumulan riquezas gracias al pillaje”

Este  y otros relatos de escritores de la antigüedad han conformado una visión durante siglos del pueblo lusitano de meros bandoleros que vivían del pillaje de los pueblos vecinos, que tal y como he expresado anteriormente poco tuvo que ver con la realidad.

A la vista de lo anteriormente expresado y teniendo en cuenta que el historiador romano que más se acerca en el tiempo escribió su relato cien años después de la muerte de Viriato, los prejuicios, tergiversaciones y narraciones interesadas  de estos escritores antiguos, hacen que la figura del héroe nos  aparezca hoy en día desdibujada entre una niebla de nacionalismo patriótico moderno con pocas evidencias reales. Ni siquiera sabemos el verdadero nombre de Viriato (Ouríathos le llama Estrabon) en su lengua vernácula, ya que el nombre con el que le conocemos parece ser un apodo de los romanos relativo a un ornamento (torque), elemento circular u orilla, según el autor que consultemos. Tampoco sabemos con certeza su lugar de nacimiento, que tanto podría ser Lusitano, Turdulo Oppidano, Vetón o Céltico. Lo que sí sabemos es que fue un valiente guerrero que supo liderar a diversos pueblos para enfrentarse a Roma con éxito y que solo pudo ser vencido cuando sus enemigos recurrieron a la traición.

Son muchas las cosas que nos unen a España y Portugal desde la más remota antigüedad hasta 1139, año en el que se crea el Reino de Portugal al independizarse del reino de León. Ya he comentado al principio que es absurda y anacrónica una atribución absoluta del patrimonio histórico y cultural de la figura de Viriato por parte de cualquiera de ambos países, Viriato fue un ancestro común, un héroe común, pero ante todo debe ser una figura que nos una más que nos separe.

Bibliografía y Webgrafía

Martín Almagro-Gorbea. De la Historia a la Paleoetnología de los Lusitanos. Estudios Arqueológicos de Oeiras Vol.24, Oeiras, Câmara Municipal, 2018, p. 437-470     https://eao.cm-oeiras.pt/index.php/DOC/article/view/320

Manuel Salinas de Frías. La jefatura de Viriato y las sociedades del occidente de la península Ibérica. Palaeohispanica 8 (2008), pp. 89-120     https://ifc.dpz.es/ojs/index.php/palaeohispanica/issue/view/8

Varios autores. Desperta Ferro Antigua y Medieval nº 61. Viriato terror de Roma

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