Una justicia bajo sospecha: México vota hoy entre tómbolas, abstención y estrategias ilegales

Francisco C.De La Torre

CIUDAD DE MÉXICO Jubio 1 del 2025 — Este 1 de junio, México vive una jornada electoral sin precedentes y profundamente divisiva: por primera vez, los ciudadanos votan para elegir directamente a jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial. Pero el ambiente en las urnas está lejos de ser una celebración democrática. Es, para muchos, el cierre de un proceso mal diseñado, turbio en sus orígenes y marcado por prácticas cuestionables.

Lo que está en juego no es solo el control de los tribunales, sino la legitimidad misma del sistema de justicia mexicano.

Una reforma nacida en la polémica

El presidente Andrés Manuel López Obrador impulsó la elección popular del Poder Judicial como parte de su agenda de “democratización” del Estado. Señaló que los jueces estaban corrompidos por élites económicas y que solo el voto directo del pueblo podría limpiar la justicia.

Sin embargo, para reformar la Constitución, Morena requería una mayoría calificada en el Congreso que no obtuvo en las urnas. Entonces vinieron los nombramientos exprés, el traspaso oportunista de legisladores a las filas oficialistas, y lo que muchos ven como una ingeniería legislativa antidemocrática para alcanzar artificialmente esa mayoría.

“Lograron los votos, pero no la legitimidad”, dijo un exmagistrado electoral.

La tómbola de candidatos y la confusión en las boletas

Una vez aprobada la reforma, el proceso de selección de candidatos agravó la crisis de confianza. Morena utilizó una tómbola para designar a muchos de sus aspirantes, una práctica que si bien no es nueva en el partido, resulta especialmente alarmante cuando se trata de cargos judiciales de alto nivel.

El resultado: listas con decenas de nombres desconocidos, sin trayectoria judicial clara, sin campañas ni debates. Para el ciudadano promedio, votar se ha vuelto un ejercicio de confusión, no de decisión informada.

El llamado a no votar: una forma de resistencia

En respuesta, un sector creciente de la sociedad civil ha optado por el abstencionismo estratégico. El argumento: no votar para evitar legitimar un proceso viciado desde el origen.

“Si participamos, validamos una reforma impuesta a través de trampas y tómbolas”, explica una red de académicos y activistas que promueve el #NoEsJusticia. “Solo una abstención masiva puede evidenciar el rechazo ciudadano”.

Acordeones ilegales y presión desde el poder

Las irregularidades no terminan ahí. Observadores electorales han documentado el uso de acordeones —listas impresas con los nombres marcados de candidatos promovidos por Morena— distribuidos en zonas populares, especialmente en bastiones del partido. Esto viola abiertamente la legislación electoral y ha sido denunciado por la oposición y organismos de la sociedad civil.

“Es inaceptable que el propio gobierno incentive el voto con material ilegal y dirigido”, señaló un representante del Instituto Nacional Electoral.

Una participación incierta y un futuro judicial frágil

Aunque el gobierno llama al pueblo a “tomar en sus manos la justicia”, las encuestas proyectan una participación baja, lo que podría dar lugar a jueces electos con menos del 10% del padrón. Esto comprometería su legitimidad y su capacidad para actuar como contrapeso constitucional.

La paradoja es evidente: una elección planteada como democratización puede derivar en una justicia más frágil, más politizada y menos independiente.

Conclusión: entre el riesgo de validar y el vacío de abstenerse

Hoy, México enfrenta un dilema: participar para intentar influir, o abstenerse para no legitimar. Pero en ambos escenarios, el daño institucional ya está hecho. Y al cierre de esta jornada, el país podría tener un Poder Judicial con menor autoridad moral y mayor sometimiento político.

“No estamos eligiendo jueces. Estamos presenciando el juicio a la justicia misma”, concluye una abogada constitucionalista.

Este artñiculo fue elaborado por www,aimworld.ai con el apoyo de IA