Dos Bocas: ¿Un Sueño o un Barril Sin Fondo?

Francisco C De La Torre

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CDMX Octubre 12 de 2024. En las vastas tierras de Paraíso, Tabasco, se levanta una de las infraestructuras más emblemáticas y polémicas del actual gobierno mexicano: la Refinería Olmeca, mejor conocida como Dos Bocas. Prometida como un pilar de la soberanía energética por el presidente saliente Andrés Manuel López Obrador, la refinería ha sido defendida con fervor por la presidenta electa Claudia Sheinbaum. Mientras algunos la ven como un hito hacia la independencia energética, otros la califican como un costoso error que drenará las finanzas públicas.

El Costo Monumental: Un Barril Sin Fondo

La refinería comenzó su construcción en 2019 con un presupuesto inicial de 8,000 millones de dólares, pero el proyecto rápidamente sobrepasó este estimado, alcanzando entre 14,000 y 16,000 millones de dólares en 2023. Este sobrecosto ha alimentado críticas, tanto de la oposición como de analistas, que ven en Dos Bocas un “barril sin fondo”. Los gastos imprevistos, agravados por la pandemia y la inflación, han puesto en duda la viabilidad económica del proyecto.

Sin embargo, el gobierno ha defendido estos sobrecostos, argumentando que la refinería es una inversión necesaria para reducir la dependencia de México de la importación de combustibles. Según la administración de López Obrador y la presidenta electa Sheinbaum, este sacrificio financiero es esencial para garantizar la autosuficiencia energética a largo plazo.

La Producción Actual: Aún Lejos de la Meta

Diseñada para procesar hasta 340,000 barriles diarios de crudo, Dos Bocas aún no ha alcanzado ese objetivo. A finales de 2024, la refinería opera parcialmente, con una capacidad de producción limitada a menos del 10% de lo proyectado inicialmente. Los retrasos en la puesta en marcha de varias unidades clave para la refinación han hecho que la refinería funcione por debajo de su potencial, lo que ha generado dudas sobre cuándo alcanzará su capacidad plena, estimada para 2025.

Logística y Desafíos en la Distribución

La ubicación de Dos Bocas, cercana a los campos petroleros del Golfo de México, como Ku-Maloob-Zaap, es estratégica para recibir crudo. No obstante, uno de los mayores desafíos es la distribución de los productos refinados hacia el interior del país. Aunque está bien conectada para recibir el crudo, la infraestructura para transportar los productos terminados, como gasolina, diésel y gas licuado, aún es deficiente. El transporte por carretera o ferrocarril eleva los costos y retrasa el suministro al mercado.

Claudia Sheinbaum: Defensora de Dos Bocas

A pesar de las críticas, la presidenta electa Claudia Sheinbaum ha tomado la defensa de Dos Bocas como una de sus principales banderas energéticas. En sus recientes discursos, ha presentado la refinería como un pilar fundamental de la soberanía energética de México. Para Sheinbaum, Dos Bocas es más que una simple obra de infraestructura; es la materialización de una política nacionalista que busca reducir la dependencia de las importaciones de combustibles y asegurar el futuro energético del país.

Sheinbaum ha minimizado las preocupaciones sobre los costos y los retrasos, argumentando que grandes proyectos de esta magnitud inevitablemente enfrentan desafíos. En su visión, los beneficios a largo plazo de Dos Bocas superarán con creces las dificultades iniciales. Además, ha vinculado el proyecto con la continuidad de las políticas de la “Cuarta Transformación”, asegurando que, bajo su gobierno, la refinería seguirá siendo un pilar de la estrategia energética del país.

“No es solo un proyecto del pasado, sino una plataforma para el futuro”, ha afirmado en diversos foros, insistiendo en que Dos Bocas contribuirá al desarrollo regional y a la creación de empleos en Tabasco, al tiempo que garantizará que México pueda reducir su dependencia de las importaciones de gasolina y otros combustibles.

El Futuro: ¿Sueño o Desilusión?

La refinería Dos Bocas se encuentra en una encrucijada. Si bien tiene el potencial de transformar el sector energético de México, su éxito dependerá de su capacidad para alcanzar la producción prometida y superar los desafíos logísticos. A medida que el mundo avanza hacia energías renovables, algunos se preguntan si la inversión en refinerías como Dos Bocas no es un esfuerzo mal dirigido. Otros, como Claudia Sheinbaum, la ven como un paso clave hacia la autosuficiencia energética.

En última instancia, el destino de Dos Bocas determinará si se convierte en el sueño de soberanía energética que México ha anhelado o en un pesado “barril sin fondo” que drenará los recursos públicos durante años.