Arte & entretenimiento

El Museo como Espacio Sensorial

Los museos se aproximan a sus comunidades facilitando narraciones relevantes a través de sus colecciones, y haciendo que los objetos sean accesibles y significativos para una gran variedad de visitantes. La experiencia del museo es un viaje por múltiples niveles: percepción de uno mismo, sensorial, intelectual, estético y social. Además, eso hace de un museo un lugar de aprendizaje, asombro, reflexión y relajación, estimulación sensorial, establecimiento de nuevos lazos sociales, creación de recuerdos duraderos y contacto con hechos pasados. Bajo la noción de «patrimonio cultural inmaterial», las exposiciones se han involucrado, cada vez más, en presentar la información de los objetos, es decir, narrar historias de las personas y del tiempo que hay detrás de ellos, especialmente con la intención de representar «fenómenos». En el ámbito del museo, estos fenómenos – que se focalizan más en lo intangible – conectan, ordenan y expresan conforme a la lógica de la información, mientras apoyan la trama con abundantes significados en el espacio que aportan emoción al contexto. De esta forma, el museo se convierte no solo en un lugar que exhibe objetos, sino que ofrece también un espacio que permite a los visitantes experimentar, comprender e incluso encarnar una historia a través de los objetos.

Como todos sabemos, varios sentidos se entrelazan constantemente en nuestra vida cotidiana. La visita a un museo implica involucrarse más en las interacciones entre los sentidos y la experiencia; sumergirse en lo visual, auditivo, olfativo, gustativo y físico, concentrándose en el impacto potencial hacia los aspectos cognitivos, emocionales y de otro tipo, todos los cuales reafirman la aparición del museo multisensorial.

En las últimas cuatro décadas, las humanidades y las ciencias sociales han sido testigos dos veces de la transformación de la orientación de la investigación relacionada con la mente y el cuerpo. En la década de 1980, surgió «el giro hacia el cuerpo», que enfatizaba la falacia del dualismo mente-cuerpo y devolvía activamente lo meramente físico al estudio de las humanidades y las ciencias sociales. En la de los noventa, se producía «el giro hacia lo sensorial», que ponía de relieve que la experiencia sensorial no es meramente fisiológica, sino que también pertenece a los estudios históricos y sociales.

«El giro hacia el cuerpo» alentó al mundo académico a prestar atención a los temas sobre la mente y el cuerpo, y a que se considerase el modo de permitir que el «cuerpo» volviera a la investigación después del «giro interpretativo». Al mismo tiempo, George Lakoff y Mark Johnsen introdujeron el concepto de encarnación, «mente encarnada» y «cognición encarnada», que enfatizaba el papel formativo que desempeña el entorno en el desarrollo de los procesos cognitivos. La encarnación se entendía como un efecto donde el cuerpo, su estado sensoriomotor, su morfología o su representación mental juegan un papel fundamental en el procesamiento de la información. Literalmente, las racionalidades abstractas se originan a partir de la proyección metafórica de la experiencia corporal (Wilson, 2002; Goldman y de Vignemont, 2009), hecho que ha sido aceptado positivamente por académicos en un intento por desafiar la rutina de considerar las actividades culturales como el argumento «mental» en el pasado – ellos contemplan la «cultura de la encarnación» -. Sin embargo, este enfoque también se enfrenta a numerosos desafíos. Las discusiones entre la mente y el cuerpo implican una reflexión filosófica compleja, y el inicio de la «encarnación» de la fenomenología a las ciencias sociales requiere consistentemente argumentaciones que se contradicen o repiten. Por lo tanto, los académicos acometen grandes esfuerzos para presentar el cuerpo subjetivamente a fin de enfatizar la esencia de ese «giro hacia el cuerpo».

El estudio de lo sensorial ha evitado especulaciones filosóficas redundantes sobre la mente y el cuerpo. El análisis de los fenómenos culturales e históricos de la experiencia sensorial tiende a presentar el significado de lo «físico» directamente. Curiosamente, la contribución más importante del «giro sensorial» a la epistemología no radica en el énfasis hacia lo corporal, sino en el consenso de que los sentidos no son meramente fisiológicos, ya que poseen, además, aspectos íntimos culturales, sociales e históricos. A pesar de todo esto, los cinco sentidos se discuten comúnmente por separado o se revisan sobre el «visión-centrismo», muy cuestionado en los últimos años. Según algunos estudiosos, la percepción tiene que ver con asimilar el mundo circundante integrando diferentes sentidos para recibir información simultáneamente, por lo que percibimos nuestro entorno de manera continua y damos respuesta a ese estímulo. Como se afirma generalmente en la bibliografía relacionada con los sentidos, el sentido único está especializado como tema único. Sin embargo, es realmente difícil trabajar en la vida real de cualquier cultura prestando atención a un solo sentido, especialmente haciendo hincapié en el papel crucial que desempeña éste en una sociedad específica o comparando la proporción de los cinco sentidos adoptados en diferentes comunidades.

Algunos estudiosos de lo sensorial han intentado proponer modificaciones cuyas perspectivas, sin embargo, aún no logran eludir el marco de considerar los sentidos individuales como unidades de investigación. También encontramos nuevas palabras que los eruditos utilizan o inventan, pero sin proporcionar detalles. Howes y Pink recurren a términos como «inter-sensorialidad» o «multisensorialidad», pero no ofrecen ninguna explicación sobre cómo la percepción está compuesta por los sentidos múltiples. La situación es similar para las palabras nuevas que se acompañan de «sensorial», como «significado sensorial», «mediación sensorial», «armonía sensorial», «valor sensorial», «simbolismo sensorial» y «paisaje sensorial». Aunque sus significados se pueden comprender desde la combinación de vocablos, no se aportan definiciones teóricas precisas con respecto a la naturaleza perceptiva, por lo que los conceptos que hay detrás de estas palabras son confusos, aunque a menudo aparecen en artículos con cierto sentido común. El uso de éstas sin definiciones detalladas también sugiere la falta de un marco teórico claro sobre la investigación de lo sensorial.

Interacción de nuestros sentidos con los museos.

En los campos de las humanidades y las ciencias sociales, la investigación sensorial inspiradora se centra en la diversidad de la experiencia sensorial, básicamente a partir de los cinco sentidos. También hay estudios que analizan cómo cambia nuestra comprensión sensorial a lo largo de las épocas y entre diferentes culturas, incluyendo mucho material de interés general y particular relacionado con la historia y la experiencia de los museos. Un número cada vez mayor de estudios de museos multisensoriales se basan en evidencias científicas de neurociencia, y también comienzan un diálogo entre académicos de museos multisensoriales e investigadores en neurociencia con la producción de aplicaciones, dispositivos, métodos y logística sensorial innovadores.

El Imperio de los Sentidos.

En las últimas décadas, los artistas han intentado integrar el sonido, el olfato, el tacto, la acción e, incluso, el gusto en sus obras. Esas innovadoras piezas e instrumentos de arte han arrojado luz sobre la exploración de la posibilidad del «arte sensorial». Los sentidos múltiples se convierten en una exposición y se transforman gradualmente en el objetivo de algunos artistas, lo que, a su vez, desafía la limitación de la aplicación sensorial de un museo para hacerlo más diverso y experiencial.

Nuestros sentidos como información.

Con el «cambio sensorial», los museos modernos han comenzado a reconsiderar sus limitaciones al uso sensorial de los objetos y empiezan a explorar el potencial de las soluciones multisensoriales, para mejorar así la transferencia de conocimiento en los museos y aumentar el compromiso con los visitantes. Se logra así conectar al público con las propiedades sensoriales de los objetos históricos, sus contextos y las historias que hay detrás, proporcionando también experiencias enriquecidas emocionalmente. Con un número cada vez mayor de estudios que indican que la interacción con objetos sensoriales tiene un valor social, cognitivo e, incluso, terapéutico – especialmente para las personas con alguna discapacidad -, los museos están mejorando su valoración del «tacto», que se considera una herramienta terapéutica y cultural y una plataforma de comunicación, creando una sensación de experiencia espacial que desencadena recuerdos personales, imaginación y emoción.

Nuestros sentidos como un fenómeno.

Los fenómenos muestran las experiencias de vida contextualizadas con el cuerpo y los sentidos acompañando al objeto del museo – alejándose de las circunstancias originales -, descontextualizado y generalmente anclado en lo eruditamente banal. El fenómeno del mundo de los museos es una representación de la vida cotidiana que debe estar llena de experiencias multisensoriales, teniendo en cuenta que las personas comprenden y experimentan el mundo a través de los sentidos en combinación con el cuerpo, y que el pensamiento basa en el uso de multisensoriales en los museos.

Los museos del siglo XXI están siendo testigos de que nuestros sentidos juegan un papel cada vez más instrumental en las experiencias de los visitantes. El análisis del efecto de comunicación de los sentidos revela perspectivas alentadoras a la hora de producir exposiciones multisensoriales atractivas. A pesar del efecto de este tipo de exhibiciones para atraer e involucrar al público, sabemos que los sentidos varían fuertemente con los individuos, por lo tanto, los visitantes que tienen diferentes «capacidades sensoriales» muestran diferentes respuestas, lo que hace que las investigaciones realizadas hasta ahora sean bastante difíciles e insuficientes. En consecuencia, a través del actual análisis de datos, no se puede identificar el nivel de impacto preciso de las exposiciones multisensoriales en el museo, atendiendo a individuos que tienen diferentes habilidades conectadas con sus sentidos, diferentes sensibilidades y diferentes experiencias personales. A pesar de esto, el consenso común es que los sentidos tienen un impacto directo en la satisfacción de los visitantes, lo cual es más obvio cuando se relacionan con conexiones emocionales para exhibiciones multisensoriales que pueden desencadenar una resonancia emocional . El diseño multisensorial de las exposiciones de los museos no se limita simplemente a diseños superficiales para el disfrute, sino que actúa, más bien, como un catalizador mediador que juega un papel básico, pero crítico, en el compromiso emocional, la reminiscencia y la relevancia y la reflexión personal.

El museo se está transformando en un «gimnasio sensorial» que intenta romper la autoridad de la vista para ayudar a los visitantes del museo a comprender y apreciar más el arte, la historia y la cultura. Lo que pretendemos destacar es que el público, a través de sus sentidos múltiples, puede comprender los objetos, los fenómenos y la cultura del museo de manera diversa, para sentir la conexión entre ellos y el mundo. Las prácticas multisensoriales en el museo parten de un tema significativo y adoptan «accesorios sensoriales» específicos para crear un espacio contextual, al mismo tiempo que generan una narrativa personalizada íntimamente ligada a los sentidos múltiples, dando forma a una experiencia sensorial vívida e impresionante.

Para concluir, decir que el museo sensorial no es simplemente una fiesta multisensorial. Existe, además la conexión sensorial, que resulta descriptiva, exploradora de significados e intrigante, a través de la participación de múltiples sentidos – incluidas las experiencias visuales, auditivas, olfativas, gustativas y físicas – y que desempeña un papel fundamental en la creación de una experiencia inmersiva que estimula emoción, reminiscencia y educación. A través del uso de los medios de los sentidos múltiples, la visita mejora al brindar un enriquecimiento ético-cultural, que es la misión y la visión a la que aspiran una gran cantidad de museos.

Consultas: info@evemuseos.com

Recursos:

Korsmeyer, C. (2005): The Taste Culture Reader Experiencing Food and Drink; Berg: Nueva York, NY, Estados Unidos.

Classen, C. (2005): The Book of Touch; Berg: Nueva York, NY, Estados Unidos.

Drobnick, J. (2006): The Smell Culture Reader; Berg: Nueva York, NY, Estados Unidos.

Rotter, J.A. (2000): Comrades at Odds: The United States and India, 1947–1964; Cornell University Press: Ithaca, NY, Estados Unidos.

Howes, D. (1991): The Varieties of Sensory Experience: A Sourcebook in the Anthropology of the Senses; University of Toronto Press: Toronto, Canadá.

Howes, D. (2005): Empire of the Senses: The Sensual Culture Reader; Bloomsbury Academic: Nueva York, NY, Estados Unidos.

Kalekin-Fishman, D. (2010): Low, E.L. Everyday Life in Asia: Social Perspectives on the Senses; Ashgate: Burlington, NJ, Estados Unidos.

Classen, C. (1998): The Color of Angels: Cosmology, Gender and the Aesthetic Imagination; Routledge: Nueva York, NY, Estados Unidos.

Geurts, L.K. (2002): Culture and the Senses: Bodily Ways of Knowing in an African Community; University of California Press: Berkeley, CA, Estados Unidos.

Majid, A. y Levinson, S.C. (2011): The senses in language and culture. Senses Soc., 6, 5–18.

Montagu, A. (1986): Touching: The Human Significance of the Skin; Harper & Row: Nueva York, NY, Estados Unidos.

Siyi Wang (2020): Museum as a Sensory Space: A Discussion of Communication Effect of Multi-Senses in Taizhou Museum. Department of History, Shanghai University, Shanghai, China.

Fotografía principal: Museo de los Sentidos, Praga.


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