El sector automotriz acelera en el exterior, pero frena en el mercado doméstico

La industria automotriz mexicana se consolidó en el sexenio que ahora termina como una de las más importantes plataformas exportadoras del mundo, con una fuerte producción para atender mercados en más de 100 países. Sin embargo, las ventas internas cayeron al cierre de la administración después de años de fuertes subidas, una tendencia que se prevé que continuará en los próximos años.

La exportación de automóviles creció 34% de 2013 a 2017, al pasar de 2.4 a 3.2 millones de unidades. Éste es el mayor destino de los vehículos fabricados en México: casi ocho de cada 10 vehículos producidos en suelo nacional tuvo como destino el extranjero.

A decir de José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), ha habido factores externos e internos que han favorecido esta tendencia.

Por una parte, Estados Unidos y Canadá optaron por localizar su producción de automóviles en lugares con menores costos laborales y con los encadenamientos productivos necesarios, a lo cual se sumó una estrategia del gobierno federal para atraer estas inversiones. “En México ha habido una política industrial que ha dado apoyo a la atracción de capitales, donde una parte importante de los beneficios que existen en programas de la Secretaría de Economía se han focalizado. Ha sido un sector muy protegido en el país”, consideró el especialista.

Actualmente hay 20 plantas de vehículos ligeros y motores distribuidas en 12 entidades federativas, mientras que en el corto plazo se prevé la apertura de tres nuevas fábricas: una de BMW, en San Luis Potosí; otra de Toyota, en Guanajuato; y una más de Daimler en Aguascalientes.

El cambio en la atracción de inversiones dio un giro total en este periodo. Mientras que en el periodo de 2006 a 2011, la inversión extranjera directa (IED) cayó 1.4%, al acumular 14,209 millones de dólares, de 2012 a 2017 fue de 32,060 millones de dólares, 125.6% más que en la administración anterior. Ello se vio reflejado en un aumento en la producción automotriz de 34%, la cual ha crecido de manera sostenida desde 2009.

Ventas, el otro lado de la moneda

Por otra parte, aunque las ventas subieron 44% en el sexenio de Enrique Peña Nieto (muy superior a la caída de 13% de la administración de Felipe Calderón), el pico que hubo en la colocación de vehículos en 2016, cuando se vendieron 1.6 millones de unidades, cayó 5% en 2017 a 1.5 millones de unidades. Se estima que en 2018 la tendencia volverá a cerrar a la baja, en alrededor de 1.3 millones de unidades vendidas.

Según el directivo del IDIC, esto tiene que ver con la orientación de la producción mexicana, orientada a la exportación, pero también con el consumo interno, que demanda vehículos importados con características propias para un mercado con menores ingresos.

No obstante, aun en este entorno, ha habido empresas que se han abierto paso en el mercado doméstico. Las principales vinieron de Oriente: Kia, con un crecimiento de 687% en ventas desde su entrada en 2015 hasta 2017; Hyundai, con un alza de 286% en el mismo periodo; y la japonesa Subaru, cuyo aumento fue de 153%.

Según De la Cruz, “esto refleja la pérdida de fuerza de empresas norteamericanas”.