Hidalgo

Les desseins de l’intempérie, nuevo libro de Audomaro Hidalgo – Circulo de Poesía

Oscura marea

Propicia voces, echa abajo puertas,

su labor es circular pero no cíclica,

agazapada como una felina dispuesta al zarpazo,

apostada en su errante trono de sombra,

bella que no duerme y no desea ningún príncipe,

mi sangre tiene la tibieza de una hembra en celo,

sabe parir pendencias, estallidos en las cantinas.

Mi sangre busca espejos sepultados, explora 

recintos sumergidos, en su vagar sonámbulo 

abre canales interiores, pocas veces veo su cara;

me atrae con su misterioso imán salvaje.

Loba en las noches de mi carne, 

perra que huella y lame mis orillas, 

pájara que chilla y canta entre espesuras, 

cierva en los alrededores del placer y el espanto,

sus belfos y su hocico sombríos me arrebatan.

Bajo la luna mi sangre cae por las gradas del sueño, 

diosa destronada en busca de sus fragmentos,

dadora de la llave de fuego, emisaria del canto, 

es la hoguera en la penumbra del templo,

la ceremonia inadvertida a la que asisto cada día.

¡Qué hermoso hablar en lenguas es mi sangre!

Me interroga, me ausculta,

es ella quien dicta lo que desconozco,

hechicera que me conduce al otro lado,

allá donde no soy sino lo que ella me descubre,

lo olvidado, mi rostro verdadero, mi palabra enterrada, 

sepultada catedral de los instintos, 

marea circular que aparta diques, desborda estuarios,

golpea con voz indescifrable mis costas día y noche.

de las mareas y de las galaxias

contra los muros, contra los edificios;

tambores de partida y de llegada,

tambores y taladros, marros y martillos,

golpes parejos de tambores

senderos del silencio, rutas de viaje;

tambores en el cruce de caminos,

procesión de tambores, palmas abiertas

en la cintura de la noche,

en las nalgas rosadas del deseo,

en el cuero, en el cuero de la muerte;

tambores de la lluvia,

                                   tambores de los pájaros,

tumulto de tambores del océano,

marea de sonidos y de golpes,

galope de tambores en el sueño,

danza de las columnas y las piedras;

tambores desvelados de la sangre,

el oscuro tambor del corazón,

sol envuelto en tinieblas,

casa del fuego, granada de las llamas;

igual que las estrellas;

                                    tambores del pantano,

áspera orgia de los sapos y de las ranas;

diminutos tambores tus pezones,

tambores en la plaza de tu vientre,

lengua caliente, herida al infinito,

tallo erguido del clítoris,

ascuas de un mar oculto,

botón de fuego que no quema,

temblor tectónico de la carne;

desatados tambores de la noche:

las circulares reses del insomnio

en las norias vacías de mi frente,

cruzan por las corrientes de mis ojos,

manadas de tambores en el pecho,

tambores en parvadas fugitivos

al fondo de las venas, al fondo de tus sueños;

tambores que se ayuntan

untados por la leche de la luna,

marea circular que trae,

                                      certera y dolorosa,

las joyas de la sangre del comienzo;

tambores sepultados de las minas,

remolino de tumbas y tambores,

el río de tambores de los muertos,

remolino de imágenes de la infancia,

puzle que no se volverá a juntar;

clavados en las picas del deseo,

guillotina en la nuca del lenguaje,

hermoso y deslumbrante filo de la noche,

estacas de palabras y de sílabas,

percusiones que nos convocan

el errante tesoro de la vida;

los tambores maduros de la música,

colgado de la cresta de las llamas,

en medio de la noche 

sembrada de tambores

                                  como frutos de jade

en fuga apenas extiendo las manos;

inciensos, danzas, bailes,

                                        rotación de los astros,

ceremonia del fuego,

                                  auspicios de la lluvia,

caracoles del tiempo ciegos;

tambores de semillas y de voces;

tambores en los sótanos, en las cavas tambores,

tambores arrojados de este lado

que golpean, que están tocando hoy hace mil años,

en Otumba, tambores en Otumba,

rotos tambores de los grillos,

tambores roncos de los gallos,

oídos para los tambores del cosmos 

y de la sangre;

oídos en la noche, en tu cuerpo oídos.

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