Progreso Social

HACERLO MEJOR / Verónica Baz

en REFORMA

19 Nov. 2021

3 min

Todos los días vivimos un contraste entre lo que avanza en este país y lo que no. Esta semana tuvimos dos ejemplos emblemáticos. Por un lado, el lanzamiento del Índice de Progreso Social 2020, elaborado por México Cómo Vamos, que muestra una visión muy completa de las distintas realidades de país y, por otro, la discusión relativa al Presupuesto de Egresos de la Federación, que sugiere la falta de conexión entre quienes gobiernan y las distintas realidades.

En un par de décadas pasamos de fijarnos solamente en variables como el PIB o el nivel de escolaridad, a tener un Índice como el mencionado, que muestra un mundo de información sobre cómo vivimos las personas en México. El Índice brinda variables que arrojan luz sobre las problemáticas más apremiantes como la seguridad personal, la calidad medioambiental, o la inclusión, por mencionar algunas.

La tecnología ha jugado un papel clave. Lejos quedaron los años de recibir datos por fax y usar programas con muchas limitaciones. Hoy basta entrar al portal web que alberga el Índice para consultar datos presentados de forma amigable y listos para ser analizados en múltiples plataformas, al servicio de gobiernos, empresas, y ciudadanía.

Sin embargo, la pregunta es cómo puede esta información contribuir a mejorar el nivel de vida de las personas en México, cuando vemos procesos de toma de decisión donde sobresale la cerrazón, intereses electorales, filias, fobias e inercias difíciles de cambiar. La desconexión entre la calidad de la información que hoy tenemos y las soluciones a los problemas más apremiantes tiene que ver en parte con la escaza participación ciudadana. Basta echarle un ojo a la Escalera de Participación, creada por Sherry Arnstein, para identificar que estamos más cerca de la manipulación, la pasividad y la participación por consulta que de la participación interactiva y el ejercicio pleno de la ciudadanía.

Para cerrar la brecha entre los datos y políticas públicas enfocadas en los usuarios, se requiere un trabajo de unir los puntos: datos, participación ciudadana, funcionarios públicos capaces y diseño centrado en los usuarios.

Hay en México algunos esfuerzos que van en esta dirección pero son muy aislados aún. Está por ejemplo, la Agencia Digital de la CDMX y la forma en la que han utilizado información al servicio de la ciudadanía, Sistema B que promueve que actores económicos construyan una nueva economía donde el éxito incorpore bienestar social y ambiental, y programas como la Especialidad en Diseño para la Innovación Social de la Universidad CENTRO, cuyo objetivo es ofrecer un marco metodológico para el diseño de respuestas creativas, centradas en la comprensión del entorno, las personas y sus interrelaciones.

A través de la generación de conciencia de los ecosistemas y de la interdependencia podremos empezar a pensar en mejores soluciones a los problemas que tanto nos aquejan. Salirnos de la polarización y las narrativas “únicas” para entrar en la co-construcción, la participación, la escucha de todas las voces y así crear un país que brinde mejores oportunidades para las mayorías. Sólo así podremos sacar el mejor provecho de un trabajo titánico como el que está plasmado en el  Índice de Progreso Social.

 veronicaebaz@gmail.com

Fuente: