Sonora

Xochitlajtoli: Alejandro Aguilar Zeleny – Circulo de Poesía

Seguimos leyendo la serie de poesía mexicana en lenguas originarias, Xochitlajtoli, que coordina el poeta Martín Tonalmeyotl. Ahora leemos al poeta Alejandro Aguilar Zeleny. Ha trabajado por más de treinta años junto con los pueblos originarios de Sonora, participando en diversos proyectos de investigación, programas de capacitación, divulgación y difusión, apoyando la creación de centros de cultura y museos comunitarios, participando en el diseño y montaje de diversas exposiciones y acompañando a miembros de los pueblos de la región en la búsqueda del reconocimiento de su cultura, tradiciones y derechos culturales.

De Hihacatol cöicoos 

Hiicos quih hantquiniij ziix quisax ziitimic com hocoiipac
hantquiniij ziix quisax ziitímic i meeh heenyacohatiha
hiimam quicohipaiitac, hiitacl cotacama hoox hiimih
hiixaha, yaatoj quicoiipexl taxo coiis hiimic

Hanquiniij ziix quisax ziitimic
mih haancom mih haamtcam

Mih piziitac sea quic’a quij hitiicoicataxac haay
yahiipih hiixoih miinloj haasquica coih
hiitipocom cosquimac

Hoxxtpactama tahiicozaam quih quihpiih quic
hap coop hiitaax quic coiiscataxac

Hiiyoih zaac quij hiticoiissacomac haquimit quic zac
quiticoiom taxo coisamisac

Hantquiniij ziix quisax ziitimic xica quistox hiiticoih
hantquiniix ziix quisax ziitimic maziihaytim himimzoh
hiimam cosiihat haxajjam

Canto ceremonial para el desierto

Desierto tú
que me enseñaste a comer la pitahaya
y luego me dijiste cómo fermentarla

Desierto tú
de tierras y arenas
en tu pecho de choyas aprendí a caminar
supe dormir en tus brazos de mezquite
y andar con la suavidad del paso
que tiene el buro

Supe tenderme al sol
como se tienden aún las cachoras

Desierto de la gente del desierto
quiero fertilizar en ti
las pitahayas
las choyas
los aguajes

Hihacatol Cöicoos / Canto Ceremonial para el Desierto, 1985, traducido al qmiquee itoom (lengua comcáac), por Arturo Morales Blanco, reproducido con su autorización.

De Noki pajloov ëk ërrav o’ob oidig

Idri joguig jêjmak daibamak dad,
sii mêkid jijimdam o’ob,
ikam o’ob obrrèd èk tas bapk
bui joguid darrakad

Odig gaguimich jijimdad
èka oorrèd jiasaka buikam.

Ègam o’ob umas sontak jijim kablik bui tuuk
a jadin odig tam datk a ulñik darriv êk
sêê êk bajag che êk a jijñig.
vêên dad igam o’ob.

Jaat dutkam anar ék jévil
ek juun kair che ék jaat dutkam
jojguir buap.

Tojkav ajk tébag jajñir
a nat takég a jajadam kév véngér.

Toij’ban o’ob, débér o’ob
igam o’ob jegui takèg siil
tuuk jijmich jijim.

In gaij jijim a opid
aipid a vengam o’ob che jojin gam
jujdil darrakam,
kablik bui tuuk jimim,
boi tuamich che èp p’al si’i tojkav
che ép p’al si’i j’epk bui joog.

Noticia de un viaje al país de los pimas

O’ob

Por acá fueron llegando, uno tras otro,
venían tal vez de lejanos valles,
al parecer sus ancestros eran del norte.

Buscaban un territorio
un espacio para enterrar sus huesos
y sus fantasmas.

O’ob, la gente, comenzó a subir la sierra
llegando a una tierra hermana,
compartiendo la altura con el lobo,
con el águila y sus gritos.

Llegaron de la distancia,
junto con la hormiga y el cholugo,
habitantes de la sierra.

Traían plumas y viento,
granos de maíz y pieles.

Llegaron a la cima,
se hicieron hermanos de la nube,
cómplices de la nieve y sus deshielos.

Eran los o’ob
aquella gente de las alturas,
gente de tierra que subía y subía.

Por acá fueron pasando,
uno tras otro,
familias, parejas, solitarios
la gente subiendo la sierra,
sembrando veredas,
cada vez más cumbre
y más frío.

Noj pajloov ëk ërav o’ob oidig / Noticia de un viaje al país de los pimas, 1985, traducido al o’ob nokim (lengua pima) por los maestros Yolanda Bustillos Galavís y Ramón Bustillo Galavíz, con el apoyo del misionero David Beaumont P OFM. Reproducido con la autorización de los traductores.

De Tawiyó sewará

Ne’neka temuco tuname

Napari tiamé temuki tamó puyena mirikarowoo
yapi eraniame ekahuiro tajekena ki teeré kochihuameo
y majakame pusirae ne’nena

Naewachiamé Perú chajani, y tekiná enchi
wahka piré tamó tetewanipu mehka o’inia
y naneenapu yomá ahpo tetewá

wa’kapiré nahkipu itapiti wahja iniwara
kichanî chiao, nape naewa cheka itípina
unataniamea ko’kopua ahta machirepasopa

¿Ihtana wa’asi ki’aniae?
sipachaniamea y u’yenîamea
juniamea ku’kuita yomâ ‘itapiti
Enchi pe’ku wa’achitia
temukao ki ne’nena temepu
temuniamea tamó norepanipu ikara

Ka’chitio temunarenia
nape simitenane temuka y temuka
kukuetakori

Pukae ne’neka Temuco tunane
ki u’matoka tawé pusanaria
ki wekatenaria temuki

Terribles sueños acechan la madrugada
sombras de ansia aluzan la duermevela
y miran con ojos de asombro

Voces suben y bajan
alguien nos mira de lejos
y recuerda todo lo que ve

Alguien quiere algo de los demás
no dice nada tan sólo murmura
esperanzas duelen hasta el amanecer

¿Qué más da?
romper y quitar
tomar un poco de cada cosa
Otra vez igual
soñando no estamos despiertos
y las pesadillas nos sitian el alma

Quisiera no soñar
pero sigo soñando y soñando
a cada paso

Por eso propongo soñar despiertos
para no despertar muy tarde
para no perder los sueños

Owitiame cocina iniwaema

Ehpê remera senchî unatepanîne
pukâ tawechî chorowaine
curso sînterepu puru naesarî

Tewekachipotepa tekinâ esperanza
tejoê tawê enerapu
senekachî yuyukua kuita

Nenarinâ nenekâ nenekâ
huapi y yapitî
wakíyame esperanza iníwaeme

Nawesarî Babel yapî isikâ
kî kumpliendoame promesa kochîrewâ
nununtí wewêruma kajutiame

Tamô payerû wajâ kukuchî cocinawarachi
ariopâ tejenapu

Kokakâ teme kuita sa’pâ
papa ajama munî
ikikachî ojinia uparepu pukâ takarî

Cheriwema chanerune pukâ owitiame
okapî pukâ takarî
tepapona ojinia tekirune
natakepanine senekachî
cocina ojie mundoa

Las señoras de la cocina

Ahora lo recuerdo de nueva cuenta
ese día cargaba mi hambre
y las palabras seguían su curso

Bajar del cielo la esperanza
era el nombre del día
a veces caía un poco de lluvia

Miraba y miraba los rostros
cercanos y distantes
escépticos y con esperanza

Voces de Babel apurada
promesas de sueños que no se cumplen
pequeños grandes logros

Nos llamaron a la cocina de los niños
que bajo la tarde jugaban

Comimos un poco de carne
con papas y frijoles
pero las tortillas las traía en el alma

Dije gracias a las señoras
y con unas pocas de esas tortillas
bajé de la montaña
A veces lo olvido
el mundo vive en la cocina.

Tawiyó Sewará / Flores de Amapa, traducido a la lengua macurawe, por María Rosa Rodríguez Ruelas y Gildardo Butimea Romero, reproducido con autorización de los traductores.

De Batwe mawo sewa

Tenku aniam
em yoremriame bussa
sewam ania
em yoremriame bussa,

Tajji tampora
akia am machiria
bakakusia al’leriwa jeeka
em al’leriwamte  am makka       

Buia tambora
a jiapsiwa bussa

Elapo maso yiinake,
elapo pajkoram yiinake,
yolem jiawi jiaunake,
wepu joarata yeeyemta bechibo

Flores del río mayo

Mundo de los sueños,
despierta a tu gente.
Mundo de las flores,
despierta a tu gente.

Tambor del fuego,
ilumínalos.

Carrizo de viento alegre
dales tu aliento.

Tambor de tierra,
despierta su corazón.

Que dance el venado,
que dancen los pascolas,
que suenen los oficios,
para un pueblo que sigue danzando.

Batwe mayo sewa / Flores del río mayo, traducido al yorem nookim, lengua mayo, por Antolín Vázquez Valenzuela y Armanda Vega Buitimea, reproducido con autorización de los traductores.

De Batgwe ut teaka noka into a au gwate

Uka kauata soktabaekay yoagwa katekapo
ket jakgo tekat taitine
taegwaita bitne
kupteo bicha katne
tukapo pussim bussane
aniapo tenkuim
jakun junni unuen yeu weama

Bubusak
jume yoagwam
baaka nasuk jeejeka,
naj neene jume ka machiak baesebolim.

Into wepul kubaji jia,
tukariata jiapsi
awa wateu eu etejo.

Un río que habla fuere y sabe recordar…

El cerro de la noche

Para arrancar al cerro sus misterios,
hay que madrugar caminando,
hay que mirar el día,
hay que cruzar la tarde
y despertar los ojos en la noche,
en el mundo de los sueños,
donde las cosas suceden.

Despiertan los misterios,
sopla el viento entre los carrizos,
revolotean las mariposas nocturnas.

Y un tambor que suena
es el corazón de la noche
que te cuenta sus recuerdos.

Battgwe utteaka noka into a au gwate / Un río que habla fuerte y sabe recordar. Traducido al jiak nookim, lengua yaqui, por Beatrz Elena Gómez Valenzuela, reproducido con la autorización de la traductora.

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