La realidad mágica de Alfonso Rosas, muralista y tatuador en Saltillo

Al entrar a ROHO, Alfonso Rosas recibe desde un escritorio lleno de dibujos y te sobreviene una ola de creatividad que transmite una calma irónica, o al menos inesperada. ¿Desde cuándo un estudio de tatuajes es un ambiente zen y hasta terapéutico?

Nacido en Hermosillo, establecido en Saltillo y siempre impulsado por volverse extraordinario, Rosas es fanático de dos cosas: la libertad y la calidad. Ambas se convirtieron en el estandarte que representa con su arte y también le han ganado el favoritismo regional por más de 10 años.

Su talento para interrogar a la realidad y transformarla en lugar de ser abrumado por ella, se traslada a la piel de quienes, gracias a él, se entienden mejor a sí mismos. En su estudio han sucedido hasta propuestas de matrimonio, pues ser tatuado por él se convierte en una experiencia artística que clientes buscan para conmemorar etapas de sus vidas.

Instagram indudablemente ha elevado la cultura del tatuaje. Ahora se conoce primero el arte, pero luego se suscribe al artista, por lo que para lograr sus obras y tatuajes, su primer paso es crear una conexión con las personas y así interpretar sus ideas y sentimientos, e invitarlos a una dimensión llena de colores y formas mágicamente naturales a la que si por él fuera todos sabrían abrir la puerta. Por ahora, él está feliz de proyectar esa dimensión desde su escritorio lleno de dibujos.

¿Cómo te defines a ti mismo? “Siempre me ha costado definirme a mí mismo con algún adjetivo, ajustarme a algún rubro o ser absoluto en una definición. Y esto es porque lo que yo creía que era hace 10 años, ya no lo soy. Una de las grandes constantes del universo es que todo cambia.

Lo que sí te puedo decir es lo que yo creo que hago aquí, que es fluir a través de esta realidad compartida de la manera más placentera posible. Disfrutando de la estética y la belleza, sumando y creando una vida con sentido. El arte, en muchas de sus formas, me lo ha permitido”.

¿Cuántos tatuajes tienes y cómo los elegiste? “Se dice que cuando te haces un tatuaje ya no puedes parar, el segundo es mucho más fácil y así sucesivamente. Te lo puedo decir por la experiencia en el estudio. La gente se enamora del arte que llevan en su piel y se vuelve una forma de vida, de llevar esos momentos importantes consigo mismos. Para mí es un honor poder contar esas historias de cada cliente, que muchas de las veces terminamos siendo brothers.

Es curioso porque usualmente los tatuadores están llenos de tatuajes y yo solo tengo dos. Uno es el nombre de mi hijo cuando él lo escribió por primera vez y ese yo me lo tatué personalmente. Otro es un logotipo que use hace tiempo. Vivía en Phoenix, Arizona y fue el motivo para conocer por primera vez como se realizaba el procedimiento de un tatuaje. Por supuesto que la gente me pregunta por qué no tengo más.

Mi respuesta amablemente siempre es: Lo único que importa en este momento, es el tatuaje que te estoy haciendo y nada más”.

Entre murales masivos y tatuajes de mucho detalle, ¿cuál es el punto donde todo lo que haces converge? “La creación en sí es todo un misterio, es tan simple como complicada dependiendo del punto de donde se vea. Es lo que está sucediendo a cada instante, es decir, el eterno presente. Tratar de descifrar cada aspecto de la existencia es trabajo de pensadores, filósofos o científicos. Yo no pretendo comprenderla ni darle alguna explicación lógica, sino, por el contrario, solo capturar un instante, contar alguna historia o expresar una idea que sume o pueda ser edificante.

La pintura y los pinceles, el grafito y los pasteles, el óleo y la tinta siempre han sido los medios para que todo eso suceda. El lienzo siempre es variable, ya sea en bastidor, en un muro o en la piel humana”.

¿Dónde encuentras inspiración? ¿Cómo te encuentra a ti la inspiración? “En la realidad misma que experimentamos cada día hay suficiente material para ser una fuente de inspiración. La creación, la existencia, el universo, son temas inagotables para indagar. En poder ver las pequeñas grandes cosas de nuestra realidad como la naturaleza, los sentimientos, las relaciones.

Uno pensaría que la inspiración es ese momento sublime, transcendental, espiritual que jamás habías vivido en esta y todas tus vidas. No dudo que si los existan, incluso yo he experimentado momentos de ese tipo; sin embargo, cuando tu trabajo es crear una obra, una ilustración o un tatuaje; donde hay tiempos de entrega, la inspiración la generas. Como todo músculo, se trabaja. ‘Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando’, decía Picasso”.

¿Cómo te posicionaste en Saltillo como el artista con quien todos quieren tatuarse? “Creo que cuando haces lo que amas, cuando te sientes que para eso estás hecho, en realidad no se siente como trabajo. A lo largo de 10 años en ROHO hemos sido consistentes, nos hemos esforzado por dar siempre el máximo en nuestra obra artística y servicio al cliente.

Es un placer recibir a nuevas personas cada día para apoyarlos a definir bien sus ideas y hacer que lo que ellos imaginaban sea aún mejor. Los clientes frecuentes, que son muchos afortunadamente, confían cada vez más en mí para seguir creando arte en su piel, pues después de horas conviviendo nos hemos llegado a conocer. ¡Sean todos bienvenidos!”.

Tienes murales y obras en muchos lados, ¿cuál es el factor que consideras hace que se note que tú eres el autor? “Yo suelo buscar en términos generales la estética y la belleza. Que si bien se encuentra en todos lados, hay que tener la visión. Disfruto de las cosas simples, bien hechas, del buen dibujo, de las líneas limpias pero a la vez de los colores contrastantes.

Los temas suelen ser una analogía de un mundo mágico, interpretado por elementos cotidianos, por pequeños y grandes animales como colibrís, peces y sabias tortugas. Seres que, a lo largo de mi historia, han tomado una connotación más etérea. Siendo estos una especie de maestros, de guías espirituales, que de alguna forma sutil te muestran un instante, donde la gravedad deja de existir y el tiempo se detiene. A todo esto me gusta llamarle ‘realismo mágico’”.

Nadie se convierte en sí mismo por sí mismo. ¿A ti quiénes te inspiraron a dedicarte al arte y al tatuaje? “Creo que somos el resultado de lo que hemos vivido a lo largo de nuestras vidas. Las vivencias diarias de nuestra infancia con nuestras familias es fundamental y va formando tu personalidad y carácter.

Mi padre es un gran artista, un gran músico y cantante. Recuerdo mi infancia, cualquier tarde calurosa de Hermosillo, en donde él cantaba todo tipo de canciones, boleros y románticas mayormente. En algún momento dejó su trabajo convencional en un banco para dedicarse a la música al 100%.

Para mí fue normal, crecer y ver el arte fluir en mi casa. Con el paso del tiempo me di cuenta de que todo eso permeó en mí para que yo también tuviera mi propia forma de expresión, solo que en mi caso fue visual”.

¿Qué destacas de tu crianza que te llevó a ser quien eres hoy? “Definitivamente creo que la libertad que siempre he tenido ha sido fundamental para que en este momento me esté dedicando al arte. La sensibilidad y apoyo que tuve de mis padres me permitieron creer que podía vivir pintando y dibujando. Es por eso que valoro por encima de muchas cosas la libertad.

Cuando tenía 13 años se me ocurrió que quería pintar mi cuarto con murales, techo y cuatro paredes y nunca me dieron una negativa”.

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¿Cuál es tu anécdota favorita haciendo un tatuaje? “Hace poco realicé un tatuaje en donde mi cliente propuso matrimonio. El tatuaje decía: ¿Te quieres casar conmigo?, claro, con un buen diseño. Afortunadamente, le dijeron que sí. Estaba mucho más nervioso yo que él.

Algo que me parece muy curioso y he llegado a confirmar, es que los humanos somos como antenas capaces de recibir ideas. Si estás sintonizado eres capaz de captar la señal. Y así sucede. Muchas veces, en la misma semana, llegan personas totalmente desconocidas, con exactamente la misma idea; así, por oleadas, llegan los mismos leones, las mismas frases, los colibrís”.

¿Qué te gusta de cuando tatúas o trabajas un proyecto artístico para alguien? “Primeramente, agradezco muchísimo que me escojan para realizar este tipo de trabajo. Está implícita la confianza que están depositando en mí para crear lo que están buscando. Me gusta cuando se me da la libertad total para crear una idea, para interpretar lo que buscan a través de mi visión. Ahí es cuando las ideas fluyen de una manera más natural y se logra el resultado.

Algo que me agrada de mi trabajo, es que la cita para tatuar se convierte en una terapia para los clientes. El tatuaje por lo general está cargado de mucha emoción, la gente lo hace por diferentes motivos, como para empoderarse, para recordar y honrar a alguien que se ha ido, o simplemente por proyectar su estética personal. De cualquier forma, la sesión de tatuaje es sin duda un momento de catarsis en donde las emociones están presentes y es mucho más fácil expresarlas”.

¿De dónde proviene la sensibilidad para formar esa conexión con tus clientes? “Cuando alguien decide tatuarse, es muy común que se busque una cotización por medio de las redes sociales del estudio. Lo comprendo, estamos en 2023 y quieres que todo sea rápido y lo quieres saber ya. Yo no suelo dar cotizaciones por las redes sociales. Porque estoy pensando en lo personal que es este trabajo. Para mí es necesario conocer a las personas, platicar acerca de sus ideas, el por qué, el dónde, los colores, los estilos de ilustración.

Es importante escuchar, poner atención y generar una conexión con la persona para poder crear una idea que cumpla con lo esperado. En ROHO la atención es muy personalizada, ya que siempre he sido yo quien te atienda, te diseñe y te tatúe”.

¿Alguna vez has rechazado hacer un tatuaje? “Trato de no hacerlo, en verdad me gusta poder darle gusto a los clientes y apoyarlos con sus ideas. Existen ciertas áreas que no me gusta tatuar por la naturaleza misma de la piel, que no conserva el pigmento y el cuerpo la desecha. Hablo de lugares como las palmas de las manos, dedos o talones.

Por otro lado, volviendo a la frecuencia de las cosas. Considero que las imágenes tienen su propia frecuencia, emiten o evocan algo positivo o negativo según su contenido. Yo en lo particular no disfruto tatuar imágenes con carga negativa, por ejemplo, demonios, santas muertes. No es el tipo de arte con el que me siento identificado”.

¿Qué proyectos tuyos podemos esperar próximamente? “Actualmente, me encuentro dividiendo mi tiempo entre el muralismo y el tatuaje. He encontrado la manera de seguir creando en diferentes medios y lienzos.

En puerta se encuentra la decoración y ejecución de un mural para un nuevo restaurante de comida mexicana en Parque Centro. Un lugar que se espera sea un éxito por su apreciación hacia el buen gusto gastronómico y las artes”.

De estereotipos rotos y nuevas técnicas, ¿cómo esperas ver en el futuro cercano que evoluciona la cultura del tatuaje? “Los tatuajes ya no son esas marcas que te identificaban con una banda de delincuentes o con una pandilla, ahora es una forma de expresión que la gente ha adoptado como forma de vida. El prejuicio acerca de alguien que está tatuado ha cambiado. Ya sea el doctor, el ingeniero, ama de casa o la abuelita con su nieta. Muchos encuentran en tatuarse una identificación personal y también una expresión de amor.

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Hablando de la técnica, es impresionante lo que se puede lograr actualmente en el tatuaje. Desde realismos fotográficos, hasta tatuajes superfinos, pequeños y bien definidos. Podemos ver obras de cuerpo entero y a la vez un microrealismo que no lo puedes creer.

El arte del tatuaje se ha expandido muchísimo en los últimos 10 años sumando nuevas tecnologías. Los cartuchos integrados, las máquinas rotativas, tipo pluma, inalámbricas, bluetooth y mucho más. Aún se puede ver que esta tendencia va en crecimiento y solo la veo mejorando cada día más. Creo que la realidad aumentada, de una forma más popular en los tatuajes, puede ser algo muy atractivo”.

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