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La pelota caliente se incendia en México

El beisbol mexicano se sacude a raíz de la polémica causada por un error arbitral. En el primer juego de la serie entre Diablos Rojos del México y Algodoneros Unión Laguna se cantó como bola lo que en realidad fue un swing. Los ampáyeres Ulises Domínguez y Rodolfo Pastrana fueron suspendidos toda la temporada a manera de castigo ejemplar; el escarnio en redes sociales también ha sido brutal. Ambos, apenados con la afición, comparten con Proceso lo sucedido en aquel partido y cómo ahora, sin trabajo, intentan salir adelante.  

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El pícher cubano Reinier Roibal tiró una recta de 91 millas por el centro. El bateador estadunidense Jonathan Jones abanicó el lanzamiento. El ampáyer de home, Ulises Domínguez, no cantó el strike. Ocurrió lo impensable: un swing completo que encontró el aire fue decretado bola.

Amanecía en el primer juego de la serie entre los Diablos Rojos del México que recibían a los Algodoneros Unión Laguna. Era apenas la segunda pichada del encuentro. En el estadio Fray Nano de la Ciudad de México muchos aficionados ni siquiera habían terminado de acomodarse en sus butacas cuando en el terreno de juego ya se había desatado una discusión.

Iker Franco, cátcher de 18 temporadas en la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), incrédulo, cuando escuchó “bola” en voz del ampáyer volteó a verlo y le espetó: “Le hizo swing”. Domínguez no dudó en consultar a Rodolfo Pastrana que desde la primera base extendió los brazos a la altura del pecho en señal de respaldo a su compañero.

Un instante después, el manager de los Diablos Rojos, Víctor Bojórquez salió enfurecido del dugout para reclamar. Domínguez le dijo que Pastrana confirmó que fue bola. Algunos jugadores de Diablos se llevaban las manos a la cabeza, otros la movían de un lado a otro en señal de incredulidad.

Hasta ese momento, Pastrana reaccionó. Cayó en la cuenta de que Domínguez le había preguntado si el bateador hizo el swing que él, claramente sí vio. Consciente de su error se encaminó hacia home. Le dijo a Domínguez que el swing fue completo, que no había duda. El ampáyer principal corrigió el error. Decretó el strike y la cuenta de Jones se puso en 0 y 2.

Hasta ese martes 17 de julio no había un registro de que en el beisbol de algún país, en cualquier categoría, hubiera ocurrido algo tan inverosímil. Un día después, la cuenta de la red social Twitter @memes_LMP difundió el video que en cuestión de minutos se hizo viral.

“Allá en ‘la mejor liga de Latinoamérica’ donde si abanicas es bola y hasta en consulta en primera base”, escribió José Luis Madrid, un muchacho de 22 años que maneja la cuenta de memes desde Culiacán y es el responsable de las redes sociales de la revista de beisbol Strike Out.

Sólo este video ha sido reproducido más de 60 mil veces. Los tuiteros se burlaron de los ampáyeres, los tacharon de ineptos, de ser una vergüenza para la LMB, y del bajo nivel que mostraron.

Por la tarde, la LMB anunció que Domínguez y Pastrana fueron suspendidos por el resto del torneo de otoño de la temporada 2018 que apenas había comenzado dos semanas atrás. “Fueron dados de baja de la cuarteta por bajo rendimiento y una falla grave en su trabajo como jueces”.

En cambio, Manuel Carrillo y Armando Silvas, quienes completan la cuarteta, recibieron un apercibimiento por no convocar a una consulta para revocar la decisión de sus compañeros. “La Liga Mexicana de Beisbol, a través de estas medidas, reitera su compromiso para asegurar que el trabajo de sus ampáyeres mantenga los más altos estándares, acorde a su proceso de formación y capacitación”.

Para el 20 de julio, medios como New York Post y páginas de internet internacionales publicaron una nota sobre la equivocación de los mexicanos y su castigo.

Las vidas de Ulises Domínguez y de Rodolfo Pastrana cambiaron en un pestañeo. Los ocho años de experiencia y buenas actuaciones en la LMB se esfumaron. Dejaron de ser jueces anónimos que incluso han destacado en torneos internacionales y se convirtieron en el blanco del escarnio público. Ambos consideran que la sanción fue excesiva, que debieron haber sido multados y suspendidos un par de semanas y ya. Perder el trabajo es demasiado si además hay que soportar las burlas.

Ulises Domínguez está muy dolido. Le molesta que su trabajo nunca haya sido reconocido públicamente, pero que este error se haya magnificado al grado de que lo pinten como el peor ampáyer. Él se define como uno de los mejores del beisbol mexicano. Le duele más la decisión de la LMB que las mofas.

“No por un error me van a tachar de ser el peor. El error se corrigió ahí mismo y no tuvo consecuencias. Es obvio el reclamo, pero el video le da la vuelta al mundo en las redes sociales.  No es que no me afecte ni me deprima, pero yo he tenido muy buenas temporadas y nadie sabe de eso porque eso no es morboso como el error. No soy irregular ni del montón, soy un buen ampáyer”, dice Domínguez.

La explicación de lo que ocurrió es muy simple. Se enfocó en ver la pelota y el guante del cátcher. Señala que no vio el movimiento del bateador y no escuchó ni el sonido que hizo el bat al cortar al aire. “No cerré los ojos. Estaba tan enfocado en la pelota que omití lo demás, por eso me sorprendió cuando me dijo el cátcher que hizo swing y consulté con mi compañero. Yo nunca dudé de que era bola”.

Rodolfo Pastrana suena acongojado vía telefónica. Siente mucha vergüenza porque está consciente de que si él hubiera dicho que el bat cruzó la pelota no hubiera dado pie a la polémica, pero tampoco le parece lógico que Domínguez diga que no vio si tenía los ojos abiertos.

“Todos hubieran dicho que el ampáyer de home cerró los ojos y no vio. Yo tenía que decir lo correcto y fue errada mi decisión. Di por hecho que él marcó strike, me desconecté un segundo y cuando regresé la mirada vi que me estaba preguntado. Mi reacción fue levantar los brazos. No sé por qué lo hice, por inercia.  No me lo explico porque yo sí vi el swing. Después me di cuenta que me preguntaba del swing y dije no puede ser que yo levanté los brazos. Fue cuando me acerqué a decirle”, cuenta Rodolfo Pastrana.

Aunque ambos se quedaron intranquilos durante unos minutos, se concentraron para seguir con el juego sin cometer más equivocaciones. Al terminar, el director de ampáyeres de la LMB, Luis Alberto Ramírez, les llamó para hablar sobre lo ocurrido. Le explicaron lo que pasó. Estaban abrumados.

Cuando vieron el video de la jugada que ya les habían enviado sabían que estaban en un problema. Un error así no pasaría de largo. Ramírez les anunció el castigo:

“La decisión la tomé yo. La consulté con el presidente de la Liga (Javier Salinas) y con nuestro asesor de ampayeo Jorge Bauzá y ellos estuvieron de acuerdo. Queremos mandar el mensaje a los ampáyeres de que hay errores permisibles, pero hay otros que no se pueden pasar por alto. Es un hecho aislado que se ha magnificado. A nivel internacional el ampayeo mexicano siempre sobresale, pero con esto quedamos en ridículo. Hay que afrontarlo. Nadie puede creer esto que pasó”.

Ramírez dice que hace poco Jorge Bauzá vino a México y le platicó que todos los días no falta quién le pregunte por lo acontecido. Él mismo recibe llamadas y los usuarios le preguntan en redes sociales. El linchamiento digital a Domínguez y Pastrana ha sido brutal.

Sin trabajo

La psicóloga de la LMB, Gabriela Rodríguez ofreció su ayuda a ambos. Ulises Domínguez decidió llevar solo su proceso. Rodolfo Pastrana ha tenido sesiones a distancia con la doctora para superarlo. Explica que ambos están afectados porque no conciben que siendo profesionales se hayan permitido cometer un error de ese tamaño, pero también por las burlas a pesar de que ellos han trabajado mucho para entender que cuando los ofenden no es personal si no en contra de la figura que representan al portar el uniforme de ampáyer.

“Les he dicho a todos los ampáyeres que el uniforme es su escudo y ellos están entrenados para no engancharse cuando les recuerdan a su madre. Es un error del ser humano no tener empatía, no ponerse en los zapatos del otro. Como espectador es muy fácil juzgar a los jugadores o a los árbitros por una mala decisión y no entienden la preparación que realizan durante años”, comenta la doctora graduada en la UANL.

En su casa en Amaxac de Guerrero, municipio de Tlaxcala, Domínguez ha pasado estos días preparándose física y mentalmente para trabajar en su quinta temporada de la Liga Mexicana del Pacífico (LMP) que comenzará en octubre. Carga con la pena de haber fallado en su profesión. Lo conforta que el presidente de esa Liga, Omar Canizalez, lo llamó para decirle que tiene su lugar asegurado, que confía en él. Dice que no sabe si volverá en 2019 a la LMB.

“Hay peores errores que han pasado y a los ampáyeres sólo les han llamado la atención. En los playoffs los jugadores de Tijuana y Monterrey se pelearon y sólo se fueron tres días suspendidos y a nosotros nos castigaron 45 días. Nunca he tenido problemas con Luis Ramírez. No lo quiero decir así, pero también hay algo detrás, que yo no soy de sus consentidos.”

Domínguez se siente decepcionado. Dice que esperaba que la Liga los respaldara, sobre todo esta temporada en la que se ha esmerado en darles mejores condiciones. Siente que las redes sociales actuaron como circo romano, que pidieron su cabeza y la Liga la entregó.

“No pudimos ni hablar con el señor Salinas siquiera para dar nuestra versión o que nos preguntara cómo nos sentimos. Si la LMB quisiera mandar el mensaje de que no tolerará errores habría otros que deberían estar castigados y no sólo con llamadas de atención. Hay hasta premiados que fueron a los Juegos Centroamericanos”, comenta Domínguez refiriéndose a su compañero José del Puerto, quien hace unas semanas estuvo en Barranquilla, Colombia.

Luis Ramírez destaca que no se pueden castigar errores de juicio como cuando se marca un out por un safe o si la bola estaba en terreno de foul o de fair igual que este caso por la dimensión del daño. Además, insiste en que este año la LMB dotó a los ampáyeres de un equipo multidisciplinario que los ayuda con preparación física, nutrición, psicología y atención médica. Tuvieron vacaciones por primera vez y aumento salarial. Un ampáyer gana en promedio 30 mil pesos mensuales.

Rodolfo Pastrana pasa sus días en su casa, en Ignacio de la Llave, Veracruz. Ha sufrido financieramente porque no tiene trabajo. Cuenta que ha estado trabajando en juegos llaneros cuando la lluvia lo permite. En un nacional femenil de softball le tocó estar detrás de home. Le gritaban desde las gradas: “¿Ese strike sí lo viste?”. O cuando estuvo en la primera base escuchó: “No le vayas a consultar a Pastrana”.

“Tengo que vivir con esa burla y seguir adelante porque no me quiero quedar estancado. Lo voy superando poco a poco y quiero regresar en 2019. La gente es muy cruel y no van a dejar pasar algo así. A la afición y a la LMB le pido disculpas porque esta decisión hizo ver mal al beisbol mexicano. Voy a trabajar más para tratar de hacer las cosas mucho mejor.”

El ampáyer sobrevive haciendo trabajos de pintura. El día de la entrevista estaba pintando los salones de una escuela. Tratar con niños es algo que siempre le ha gustado. De hecho, comenzaba a estudiar la licenciatura en Educación cuando prefirió prepararse para ser juez en el beisbol, deporte que nunca practicó.

El experimentado ampáyer Humberto El Lobito Sáinz, ha trabajado 36 años en la LMB. Pasó otros 24 en la LMP. No concibe lo que pasó. Él considera que la suspensión es justa y acorde al tamaño del error.

En lo que va de 2018, 387 jugadas han sido desafiadas por los clubes de la LMB. En la revisión, 121 fueron revocadas. Es decir, 31% de las decisiones se corrigieron, hubo una ligera mejoría respecto de 2017, cuando se revocó 35% de las decisiones.

Este reportaje se publicó el 12 de agosto de 2018 en la edición 2180 de la revista Proceso.

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